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No enciendo la luz de mi habitación, ni siquiera la de la lámpara de mi mesa, cuando me siento delante del ordenador e inicio la sesión con AOL.
«¡Bienvenida!»
Hago clic en Facebook, en «Favoritos». Se abre la ventana blanca y tecleo mi dirección de correo y mi contraseña. En el momento en que presiono «Intro» con un dedo, el monitor chisporrotea y lanza destellos. La luz se atenúa y vuelve a aparecer la pantalla de AOL.
«¡Bienvenida!»
Busco de nuevo entre mis favoritos, pero en la lista ya no aparece Facebook. Doy la espalda al ordenador y me quedo contemplando la habitación envuelta en sombras.
Dentro de quince años, haré exactamente lo que había dicho que haría.
Se acabó.
Es un alivio que mamá y Martin todavía estén fuera. Entro en su baño, me cepillo los dientes y me recojo el pelo con una banda elástica. Me resulta extraño verme sin el colgante de la E.
Cuando regreso a mi habitación, saco la gargantilla rota de la mochila y la dejo junto al jarrón azul de mi cómoda. Algún día la llevaré a que me la arreglen.
Me cambio, me pongo una camiseta larga y me meto en la cama.
Quizá mi yo futuro sí necesitaba centrarse más en la vida que llevaba. Quizá eso mejore las cosas. O quizá mi yo futuro siente que hay una conexión con mi yo presente, y sabe que lo que necesitaba yo era centrarme aquí y ahora.
Me acerco a la cadena de música e introduzco Kind of Blue. Mi padre solía ponerme Miles Davis cuando no conseguía quedarme dormida.
Fuera, un coche circula por la calle. Por un momento pienso que son mamá y Martin, que regresan de su cena, pero este coche se detiene frente a la casa de Josh, y los faros se reflejan en mi ventana.
No me hace falta mirar para saber que se trata del coche de Sydney. Probablemente ahora mismo se está acercando a Josh para besarle en la mejilla. Si se acerca otra vez, Josh se volverá y buscará sus labios.
No lo veo venir, pero de repente noto que me caen las lágrimas.
Lloro porque Josh se va a casar con Sydney y su vida con ella será preciosa. Quizá yo también lleve una vida aceptable, pero nunca encontraré a alguien como Josh. Josh es cariñoso y amable, y me conoce como nadie. Conoce mi yo auténtico, y le gusto como soy. Josh es… Josh. Y ahora se ha ido.
Hundo la cara mojada en la almohada. Esto es lo que se siente cuando se te parte el corazón.