El padre Llanos contra Gilda

LAS penurias de nuestra posguerra y las tensiones de la guerra mundial no impedían que también nos divirtiéramos, como jóvenes que éramos. La vida seguía, naturalmente. Salíamos con chicas, íbamos al cine. Precisamente al poco de acabar la guerra mundial, en 1947, se estrenó en España Gilda, película muy rompedora entonces, que no quisimos perdernos. Y el padre Llanos, por entonces capellán del Frente de Juventudes, organizó un grupo de jóvenes encargado de romper los bonitos carteles de Rita Hayworth que adornaban la Gran Vía de Madrid. Fue un buen escándalo. A mí y a mis amigos la película nos gustó bastante y encontramos muy exagerada la postura del padre Llanos, director espiritual en algunas de nuestras actividades, como luego contaré.

En esa época tuve otra discusión política más o menos seria con mi padre. La causa fue la Ley de Sucesión de 1947, que a mi entender quería hacer pasar por monarquía un régimen injusto y arbitrario. Como a los jóvenes de mi círculo no nos gustaba empezamos a hacer propaganda en contra. En Estoril don Juan había publicado un pequeño manifiesto criticando aquella especie de monarquía atípica que se proponía desde el régimen. Por eso cuando se convocó el referéndum lo combatimos mucho e incluso aconsejamos el voto en blanco. Algunos no entendían cómo había monárquicos que mostraran sus dudas hacia una ley que pretendía restablecer la monarquía, pero no teníamos muchos recursos para contestar y discutir con aquellos críticos de nuestras posiciones que estaban dispuestos a dialogar, que no eran todos. La de oponerme a la Ley de Sucesión fue una de las primeras decisiones que tomé, reflexivamente, en contra del sentir familiar y ambiental.

La España que soñé
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