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<La historia de Apolonio>
Especie de resumen de la Historia de Apolonio, rey de Tiro, una especie de relato novelado de origen desconocido de finales de la Antigüedad latina (siglos V-VI), que con diversas versiones tuvo gran difusión en la Edad Media[247]. Estrofas rítmicas desiguales.
Los poemas del 97 al 102 son todos ellos versiones sucintas de temas antiguos, probablemente de origen escolar.
1
«Oh Antíoco[248],
¿por qué me engañas
y como a un esclavo me rechazas?
¿Qué haré?
¿Qué dispondré?
Por el engaño estoy de duelo
y lágrimas vierto.
El duelo es por mi dolor,
el llanto por su traición
¡Perezco!
2
¡Ay de mí desgraciado
que he sufrido naufragio!
Por Astrages como huésped soy aceptado.
La veo,
a tocar la lira le enseño,
la acaricio con las manos,
la amo[249].
Mi amor es entre las flores la flor,
la lira es su ornamentación.
¡En ella me complazco!
3
«Tras la agonía viene la alegría,
tras la alegría llega la agonía”.
Son ciertas las máximas
que tales cosas declaran.
Los dichos llenos de verdad,
los dichos llenos de claridad
hay que amar.
4
Astrages en su lecho me acogió,
pero en las olas del mar me dejó[250].
Nace Tarsia
y al mar es arrojada
su hermosa madre con gran dolor.
Crece Tarsia
como una flor.
5
Con frutos de la tierra la hambruna es aplacada
y a Estrangolio y Dionisíade es entregada
entre las flores la flor[251].
¡Qué dolor!»
6
Liocardadis[252] muere entonces,
se le dedica un momumento de bronce.
Por envidia
es vendida
Tarsia, la flor del amor,
al siervo administrador.
Los piratas la salvan
y ponen en fuga al esclavo
con sus armas.
7
La hija de Apolonio es vendida
y por un lenón es adquirida.
Se propone como precio por ella
sesenta monedas.
Cada día este precio[253] ella obtiene,
pero, sin embargo, permanece doncella
con sus preces.
8
Apolonio a su hija buscando,
ve a Dionisíade en duelo y llorando.
El sepulcro le indica
para que se crea
la muerte de su hija.
«¿Por qué no lloran mis ojos?
Tarsia todavía está viva.
¡Qué cesen los lloros!»
9
Las naves se aproximan a la orilla.
Se manifiesta la verdad,
† cuando delante del tirio toca la lira.
Pasa ella primero desapercibida,
pero luego es reconocida.
Tras muchas peripecias
al padre la hija
es devuelta.