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<La primavera incita al amor>
La llegada de la primavera despierta en todos el deseo del amor y de bailar, incluso en la madre, vigilante habitual de su hija. Estrofas rítmicas. Schuman, op. cit., pp. 256-257, atribuye este poema al mismo autor del C. B. 165, 168 y 169.
1
Verdean ya las praderas,
la furia invernal ya disipada,
sonríen alegres por el aspecto que presentan
las flores que el mundo engalanan.
Ellas bajo los rayos del sol
brillan, blanquean, enrojecen, platean
y con su nacimiento multicolor
el ritual de la primavera sus leyes revela.
2
Las aves con dulce melodía
cantan armoniosas,
por todas partes con voz pía
vuelan presurosas.
Está lleno el bosque
de fronda, flores y olores;
en esta época las de edad más joven
se encienden de ardores.
3
Un tropel de muchachos
se congrega y acrecienta,
una banda de muchachas
se les une y con ellos se alegra;
y bajo los tilos densos
una madre salta y danza
en medio de los coros de Venus
entre los que su hija se halla.
4
Pero hay una a quien venero
como don de la fortuna,
que brilla como la luna que trae ventura,
por la que herido padezco
y suspiros echo.
Es mi elegida, sin malicia y sincera,
que de mi corazón se apodera
y quebranta mi tristeza.
5
Cuando la veo,
creo que ha bajado del cielo.
Todo lo desprecio
hasta que sólo a ella posea por entero.
A ella deseo
estrechar entre mis brazos y entrelazarla con fuerza,
si me sucede tenerla
a solas y en lugar ameno.