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<La juventud y el amor>
El poeta manifiesta la confianza que tiene en su juventud para atraer de modo natural a la amada. Estrofas rítmicas de siete versos monorrimos, excepto el último, que rima a su vez con el largo estribillo también monorrimo.
1
No poseo
a la que quiero.
Sin miramientos
a ti te observo,
tu mirada sostengo,
ni los párpados
cierro.
Estr. Experimenta, joven beldad,
mi virilidad:
es propio de la senilidad,
la debilidad;
sólo las cosas juveniles
son inconmovibles.
Son sus herramientas[187]
ágiles,
fáciles,
gráciles,
frágiles,
humildes,
manejables,
maleables,
hábiles
y otras cosas,
mi Cecilia[188], semejantes.
2
Tras el calor
nos manda el cielo rocío,
tras el verdor
llega la blanca flor,
tras el candor
nos da el lirio
su olor.
Estr. Experimenta, joven beldad,
mi virilidad:
es propio de la senilidad,
la debilidad;
sólo las cosas juveniles
son inconmovibles.
Son sus herramientas
ágiles,
fáciles,
gráciles,
frágiles,
humildes,
manejables,
maleables,
hábiles
y otras cosas,
mi Cecilia, semejantes.