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<Ámame o déjame>
El amor del poeta exige una decisión definitiva de la amada. El aspecto es el de una canción para bailar. Estrofas rítmicas, muchas de ellas monorrimas, con estribillo.
1
El sol en el cielo[481] estrellado
supera a las estrellas en fulgor,
también aquella, la única a la que amo
me agrada a mí y a todos sin excepción.
Estr. ¡Así pues, vosotros compañeros,
militad ahora para Venus!
2
Sea quien sea aquella que quiero,
que sobre todas prefiero,
de ella a menudo pienso:
ella me corresponde porque la merezco.
Estr. ¡Así pues, vosotros compañeros,
militad ahora para Venus!
3
Es de lirio su apariencia,
sus mejillas a las rosas se asemejan,
boca dulce, esbelta cadera
y de talla pequeña.
Estr. ¡Así pues, vosotros compañeros,
militad ahora para Venus!
4
Oh, si yo Mercurio fuera,
solícito estudiante de la Filología,
aunque en la cárcel estuviera,
a ella al punto me uniría[482].
Estr. ¡Así pues, vosotros compañeros,
militad ahora para Venus!
5
¿Cómo es eso? Yo quiero afirmar[483]:
por si alguno nos quisiera reprochar,
apresúrate a dejar de vacilar;
¡dame la muerte o la vida ya!
Estr. ¡Así pues, vosotros compañeros,
militad ahora para Venus!