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<Amor frente a razón>
Poema que narra el conflicto interior del autor, que fluctúa entre entregarse al estudio o al amor. Probablemente sea obra de Pedro de Blois. Secuencia con estribillo de cuatro versos monorrimos.
1a
Vacilante, como en el fiel
de la balanza,
mi mente fluctúa indecisa
y se agita
en angustiosos sobresaltos,
mientras gira
y se desgarra
en movimientos contrarios.
Estr. ¡Ay de mí, que perezco!
La causa de mi perdición bien veo
y no lo remedio,
en vida y consciente fenezco[324].
1b
Que me dedique al estudio
quiere la Razón,
pero como el Amor me impulsa
a distinta ocupación,
tendencias contrapuestas me arrastran;
la Razón
y el Amor
luchando me atenazan.
Estr. ¡Ay de mí, que perezco!
La causa de mi perdición bien veo
y no lo remedio,
en vida y consciente fenezco.
2a
Como en el árbol
la hoja tiembla
y la navecilla
frágil en el mar,
del apoyo del ancla
desprovista,
sacudida por movimientos contrarios,
deriva,
así me arrastra a mí el torbellino
de la indecisión,
así me solicitan
de un lado el Amor, del otro la Razón.
Estr. ¡Ay de mí, que perezco!
La causa de mí perdición bien veo
y no lo remedio,
en vida y consciente fenezco.
2b
En la balanza pondero
qué es mejor
y dudoso
conmigo delibero.
Ahora evoco
las delicias
del amor:
los besos
de mi querida Flor[325],
su sonrisa, sus labios tiernos,
su rostro,
su frente, su nariz y su cabello.
Estr. ¡Ay de mí, que perezco!
La causa de mi perdición bien veo
y no lo remedio,
en vida y consciente fenezco.
3a
Con estas lisonjas
me invita
y me incita el Amor.
Mas con otros afanes
me solicita
y me excita
la Razón.
Estr. ¡Ay de mí, que perezco!
La causa de mi perdición bien veo
y no lo remedio,
en vida y consciente fenezco.
3b
Piensa, en efecto,
que hallaré consuelo
en el exilio escolar.
¡Vete, con todo, Razón,
lejos de mí! Caerás
bajo la autoridad
del Amor.
Estr. ¡Ay de mí, que perezco!
La causa de mi perdición bien veo
y no lo remedio,
en vida y consciente fenezco.