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<El clero corrupto>
Crítica pesimista a la Iglesia, expresada en tono alegórico. Poema de Gautier de Châtillon. Parece que, encontrándose enfermo (cfr. 1, 6-7) y presintiendo su muerte, advierte de la situación de la Iglesia y sus sacerdotes, preanunciando la llegada del Anticristo. Frente a esta interpretación tradicional, F. Rico[359] considera que aquí no hay ninguna alusión personal del poeta, sino una postura ético-política ante el dolor y el mal del mundo. Estrofas rítmicas de diez versos con estribillo.
1
En llanto se ha trocado
de Gualterio la cítara[360],
no por haberse apartado
de la clerical familia,
ni porque le duela la expulsión,
ni porque lamente la humillación
de un vergonzoso mal[361],
sino porque considera
que repentino ya se acerca
del mundo el final.
Estr. No hay más que observar
a los jerarcas de la Iglesia,
cuyo estado es hogaño
peor que fuera antaño.
2
Cuando las sombras vemos
los valles ocultar,
debemos pensar
que la noche está al llegar.
Mas cuando a los montes vieres
y a las colinas, con los demás
seres, que se oscurecen,
ni te equivocas ni a otros confundirás
si del mundo entonces dijeres
que la noche lo ennegrece.
Estr. No hay más que observar
a los jerarcas de la Iglesia,
cuyo estado es hogaño
peor que fuera antaño.
3
Entiende por «valles»
a los laicos sin leyes,
tachados con mancha infame
a príncipes y reyes,
a los cuales en pareja unió
el lujo y la ambición
como una noche oscura,
sobre los cuales el divino castigo
con espada de doble filo
su perdición madura.
Estr. No hay más que observar
a los jerarcas de la Iglesia,
cuyo estado es hogaño
peor que fuera antaño.
4
Sólo falta que por «montes»
figuradamente anotes
de las Escrituras a los conocedores,
de Cristo los sacerdotes;
«colinas» se les llama místicamente,
porque en la cumbre de Sión
se encuentra su mansión[362],
para ser espejo del mundo,
si como oráculos de la ley
se sirven de ella de buena fe.
Estr. No hay más que observar
a los jerarcas de la Iglesia,
cuyo estado es hogaño
peor que fuera antaño.
5
Mandan nuestras «colinas»
venderlo todo a porfía[363]
y anteponer los efebos
a la santidad de los viejos.
Se hace hereditario
de dios el santuario
y a las dotes de Cristo
anteponen hoy día,
ayunos de toda ciencia,
a los sobrinos de los obispos.
Estr. Si la realidad observas,
se sucede en vicios
y también en beneficios
su terrenal descendencia.
6
¡Jesús, Dios bueno,
venga ya sin tardar,
el fin de este tiempo,
año jubilar!
Muera yo, para no contemplar
la espada del Anticristo,
cuyos predecesores,
maestros del falso pensar,
están en el monte del Crisma[364]
sólo para cobrar.
Estr. Si la realidad observas,
se sucede en vicios
y también en beneficios
su terrenal descendencia.