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<La volubilidad del amor>
Típico lamento sobre la veleidad y la fragilidad del amor. Estrofas rítmicas de diez versos.
1
Las cadenas de Venus
prisionero padezco.
¡Malditos sean los dardos
por los que así perezco!
A mí me traspasa una flecha de oro,
mas, al contrario, una de plomo[321]
a ella, la florida niña mía,
de la que una chispa
salta y como yesca
por entero a mí me quema.
2
¡Ya sabes Flora[322] con certeza
que intranquilo vivo!
La esperanza de tu entrega
es lo que decide mi destino,
pues a ti del todo rendido,
me encuentro yo mismo perdido.
Sensible entre la rudeza
y más ciego que cualquiera
ante el resplandor de tu estrella
me encuentro despavorido.
3
En sus brazos Venus acoge
a negros y blancos;
a menudo se entrega
a los menos apropiados.
Unas veces tiene modales delicados
y otras amargos los muestra.
Cuando el amante es engañado,
el amo en odio queda transformado
y con certeza se dice
que se ha metamorfoseado.
4
¡El amor voluble
que marchito muera!
¡El verdadero y firme
que florido permanezca!
Que el enamorado palidezca,
mientras por sus votos pelea:
así resulta más digno de ser amado.
Que sea, pues, en todo asimilado
al corazón en vigilante estado:
¡que ésta sea la señal que lo revela!