62

<El amoroso abandono>

A pesar de que algunos editores, como Schumann, separan el poema en dos partes, estrofas 1-4 frente a 5-8, hoy se piensa en un sofisticado poema unitario en el que, con base en las ideas galénicas comunes a la E. Media, se describe la armonía entre cuerpo y alma, sobre todo en la relación feliz entre sueño y amor[67]. Estrofas rítmicas variadas y de número de versos diferentes con tendencia a la rima a pares.

1

Cuando la luz cristalina de Diana[68]

se enciende vespertina

y se ilumina con la luz rosada

por su hermano[69] emitida,

la dulce brisa del céfiro

con su soplo barre

todas las nubes del cielo,

así dulcifica

el son de la música el pecho

y ablanda el corazón

que ya vacila

ante las prendas[70] de amor.

2

El alegre resplandor del Héspero[71]

nos proporciona

su grato rocío

que causa el sueño

entre el mortal gentío.

3

¡Oh, cuán agradable es el remedio del sueño,

que calma el torbellino de las cuitas y los tormentos!

Cuando se desliza por la vía cerrada de los ojos,

a la misma dulzura del amor iguala en gozo.

4

Morfeo[72] introduce en la mente

un viento ligero

que ondula las mieses maduras,

murmullos de riachuelos entre arenas puras,

movimientos circulares de molinos

que roban con el sueño a los ojos su destino.

5

Tras la dulce relación del amor

la actividad cerebral se ralentiza.

Entonces los ojos se oscurecen, extraña maravilla,

en la nave de los párpados navegando.

¡Ay, cuán agradable es el tránsito del amor al sueño,

aunque más dulce es al amor el regreso!

6

Del vientre satisfecho se eleva un vapor

que se derrama sobre los tres ventrículos del cerebro.

Éste los ojos inunda

al sueño propensos

y los párpados con su vapor empapa

para que la mirada no se expanda vaga.

Así encadenan los ojos las fuerzas animales

que se nos muestran siempre serviciales[73].

7

Bajo la fronda apacible de un árbol,

mientras entona filomena[74] su lastimero canto,

dulce es reposar

y más dulce retozar

en la hierba

con una bella

doncella.

Si su olor

variadas hierbas

exhalan,

si un lecho la rosa

regala,

dulcemente el alimento del sueño

tras la fatigosa relación amorosa

se alcanza

cuando sobre el fatigado se derrama.

8

¡Oh, por cuántas nimiedades

el ánimo del amante

se agita inconstante!

Como la nave en el mar errante

que carece de ancla,

así fluctúa dudosa entre el miedo y la esperanza

la milicia del amante.

Carmina Burana
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