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<¿El amor del clérigo o del caballero?>
Típica disputa, como ocurre también en el poema 92, sobre la preferencia entre el amor del clérigo (en el sentido medieval del término) y el del caballero. Otro ejemplo, pues, de conflictus medieval, en este caso entre el intelectual y el militar. Estrofas rítmicas de seis versos, que riman por pares, con estribillo.
1
Ya se fue el temible frío,
ya llegó el tiempo florido.
Con los vientos de la primavera
preñada quedó la naturaleza.
El parto llega después,
cuando la naturaleza se ve florecer.
Estr. ¡O o o a i a e!
† ¡Oh amor inconsolable!
¡Sabe amar el clérigo
mejor que el caballero!
2
El sol vivifica a la tierra
para que su germen no perezca.
Con la clemencia del tiempo
la naturaleza cobra cuerpo
y con ello las semillas
en gran variedad germinan.
Estr. ¡O o o a i a e!
† ¡Oh amor inconsolable!
¡Sabe amar el clérigo
mejor que el caballero!
3
Los montes se visten de flores
y resuenan de las aves los sones;
en los bosques las aves cantan
y dulcemente sus gorgeos proclaman;
canta también el ruiseñor
que no olvida nunca su dolor[171].
Estr. ¡O o o a i a e!
† ¡Oh amor inconsolable!
¡Sabe amar el clérigo
mejor que el caballero!
4
Ríe la faz de la tierra
con sus colores variados.
Escuchad, ahora, doncellas:
¡no aman los caballeros según las reglas!
¡Al caballero le falta la fuerza
y las cualidades de la naturaleza[172]!
Estr. ¡O o o a i a e!
† ¡Oh amor inconsolable!
¡Sabe amar el clérigo
mejor que el caballero!
5
Tima y Lapatia[173]
establecieron esta discusión:
—«El caballero por su belleza
es digno de nuestro amor».
—«De su poca cabeza
no puedes esperar satisfacción».
Estr. ¡O o o a i a e!
† ¡Oh amor inconsolable!
¡Sabe amar el clérigo
mejor que el caballero!
6
—«Mas en sus cabalgaduras el caballero
reproduce nuestro rostro bello,
con seda en la ropa que le abriga
y en su escudo con tinta».
«—¿De qué nos sirven tales cosas,
cuando nuestro propia belleza se arruina?»[174].
Estr. ¡O o o a i a e!
† ¡Oh amor inconsolable!
¡Sabe amar el clérigo
mejor que el caballero!
7
«El clérigo en el invierno
se cuida de nuestro alimento,
de los paños que cubren nuestro cuerpo
y también nos regalan muchos objetos[175]».
Así pues, gana el clérigo sin excepción,
tal es el dictamen del amor.
Estr. ¡O o o a i a e!
† ¡Oh amor inconsolable!
¡Sabe amar el clérigo
mejor que el caballero!