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<Sobre los sacerdotes>
Dura crítica contra los sacerdotes que no guardan castidad y practican la simonía. En ninguno de los diez manuscritos que nos transmiten este poema hay coincidencia en el número y disposición de estrofas: la razón es que el copista o lector de este tipo de poesías se siente impulsado a suprimir, añadir o transformar el texto según su propio criterio. Por todo ello seguimos el texto del Codex Buranus[206], que abarca sólo las estrofas 6-15 (excluida la 13) del texto de Schumann. Estrofas rítmicas de cuatro versos monorrimos.
1
¡De cuán fuerte protección
se reviste vuestra ocupación,
mas si algo hacéis contra vuestra obligación,
será vuestra perdición!
2
Bien conocéis la Escritura:
«cuando ofrendáis a Dios incienso,
si vuestra alma no es pura,
no encontraréis en él aprobación alguna[207]».
3
De los pobres despreciadores
si contra las costumbres están vuestras acciones
y del altar sois timadores,
sois ladrones, que no pastores.
4
¡Oh sacerdote, vamos, responde,
que tus manos traes manchadas
y que a menudo y con agrado
con mujer duermes, de dónde
5
de mañana levantado misa dices,
el cuerpo de Cristo bendices
tras los abrazos de una buscona,
menos que tú pecadora!
6
Me gustaría averiguar
por qué al sagrado altar
después vienes a oficiar,
más digno de palos llevar.
7
De recibir buenos palos más digno,
porque tan gran prueba de amor divino
manejas como un cuervo no cual cisne delicado,
pues no te comportas cual hijo sino cual hijastro.
8
La castidad no amas,
mas por dentro y por fuera inmundo
por la salvación de las almas,
oh corrupto, misa cantas.
9
Lleno de inmundicia, de defectos lleno,
la mano al Creador tiendes,
a quien desprecias, a quien ofendes,
mientras a una meretriz atiendes.