INCENDIARIO
Horas de pedernal. Muda extensión de piedras
a nuestro alrededor,
corazón contra corazón, nosotros,
en la balsa de juncos
que supura
contra el húmedo lapso de la noche.
No queda nada. El ojo frío
se abre al frío
mientras una imagen de fuego
se abre paso a bocados
por la palabra
que pelea en tu boca. El mundo
es
cuanto le dejas, es sólo
tú
en el mundo
que mi cuerpo penetra: este lugar
donde falta de todo.