IRLANDA
Y tú, sobre la turba exhausta y el páramo sin nadie,
tú, sí, la más desnuda, bañada en la penumbra
de un cauce verdeante,
del lecho de grisalla
que mi fantasma hurtó
de la boca de los guijarros,
concédeme el silencio
para ignorar las alas de los grajos, permíteme
atravesar de nuevo este lugar
y respirar el aire usado y rancio
que aún trafica con tu vergüenza,
dame el derecho a destruirte
en la lengua que empala
nuestra cosecha, los acres impiadosos
del frío.