HORIZONTE
Te vas a fuerza de promesas,
te quemas
hasta el deshielo, amarilleas
los riscos con retama.
Mi aliento
se hace añicos en ti. Soy
partícula
en lo que te amontona y te rehace,
ceniza: suspendida
en tu segundo cielo, en el azul
que ahuequé del azul
de la mañana.
Y los silos a medio hablar
de nuestros pulmones frenéticos, uniendo
el más del fuego con la insuficiencia,
y la palabra que ha de transportarnos
más allá de nosotros mismos…
aquí, donde la dura tierra
irrumpe hacia nosotros, traspasada
por el clavo desgarrador del viento.