ASCENDENTE
Hecho con hilo del más atesorado
espacio de añoranza de la palabra-aquí,
en la hora y la víspera
que evolucionan
en la red para la ocasión y el enrejado para nunca
de otro-sitio-
sobre-otro-sitio,
tú, que saliste a tientas
de la boca tirante como gueto, madre
de madre, a través del oscuro
desorden de araña de la primavera
y la noción primera,
brutal del hielo,
sobre la bahía, y las gabarras, y el carbón
transportado hacia fuera: diamante
y judío, y hoja de hierba
mojada de rocío, hendida
por el agudo sol pagano
en ascenso, en cirílico
de extraviado sentido —incognoscible—
pero tuyo, sí,
y mío,
hasta los pergaminos
de pura mica, haciendo que los vivos
cuadren de nuevo con la muerte
y la vida, debajo, más allá del debajo, y antes,
empedrada de aliento, allí, una dirección,
sí, y ningún sitio,
hacia lo real
que se ganó, y se perdió, y que
fue reinventado:
Esa vela del Sabbat
arrancada de tu garganta
arde a través del frío
que nos habría liberado: no
he puesto mis armas a un lado:
Tundra,
disolviéndose en la luz blanca
del insomnio:
Por cada pico que infringió la cantera,
por cada piedra
sacada de la tierra, un astro crece ahora
tenue.