MERIDIANO
Todo el verano,
junto a la luz gradiente de escofina
de estas manos oscuras, procreadoras de dunas: tus piedras,
derrumbándose y volviendo a la vida
alrededor de ti.
Tras la fina negrura de mi párpado
una estrella temprana, despedida
desde un infierno de maleza,
te incorpora, inocente,
hacia el amanecer y puebla
tu sombra de nombres.
Rimados por la noche. Profundos como gradas.
Cercanos.