Mayo 16

Parece que anoche agarraron al pobre Soquete aquí en el huerto. Lo alcanzaron con una bala y se lo llevaron sangrando de una pierna. Yo fui a ver la sangre, pero con el riego se había borrado. Nos castigaron a los tres con Gómez y Triviño y nos dejaron sin recreo y en la tarde escribiendo páginas enteras. A veces me dan ganas de escaparme de este colegio, pero será cuando me saquen el yeso.

—Urquieta está tan furioso conmigo porque le quité mi diario, que hoy me dijo:

—Cuando te vuelva a robar el diario, voy a echarlo a la basura y así no lo tendrás más.

—Es que ahora no lo encontrarás nunca —le contesté. Pero yo sé que si lo sigo guardando en mi cama, me lo va a sacar, así es que me lo metí en la espalda, entre la camisa y el cuerpo y me molestaba bastante y de repente uno me dio una palmada y dije que yo tenía joroba. Entonces todos vinieron a tocar mi joroba y Urquieta también dijo que ése era mi estúpido diario, pero que era la última vez que lo iba a tener porque mañana saldría en la basura. Y, ahora al acostarme, sé que él se está haciendo el dormido y que cuando yo me duerma, me lo va a robar. Cuando pienso en esto, me da más pena que rabia, pena de pensar que se va a ir en la basura y voy a tratar de no dormir en toda la noche entera…