Marzo 1

Ya estamos instalados en la casa nueva que se llama «departamento». Aquí uno topa a cada rato y es terriblemente limpio. No se puede tocar nada y uno no puede andar más que con las manos en los bolsillos para no tocar.

Por suerte que volvió Domitila y nos trajo huevos del campo.

Nos compraron ropa nueva y fuimos a matricularnos a un colegio de internos. Tal vez sea mejor que vivir en un departamento. Aunque la cuestión del ascensor es bastante encachada.

Parece que se mató un caballero por amor en el piso de arriba. Yo no me mataría ni siquiera por un auto de 18 cilindros. Yo sé que matarse es el pecado más grande que se puede cometer porque es el último pecado que se comete. Ayer fuimos al cine y era todo de amor. La radio también habla de amor y de besos y los cantos son igual. Antes no era así, pero ahora todo se vuelve puro amor.

Vinieron los jueces y la policía a ver al caballero que se mató por amor, pero en el diario sale que se murió de función. En el diario lo alababan mucho. Siempre alaban a los muertos y a los vivos no.

Después se llevaron al muerto y resulta que el cajón no cabía en el ascensor y lo bajaron parado.

Resulta que Javier está enfermo con fiebre y hay que andar en puntillas para que el perla no despierte. Yo sé que no se piensa morir, pero él se hace el moribundo de abusador que es.

De todas maneras, me hice amigo de Armando, un cabro del 5° que tiene tren eléctrico y pasé todo el día con él.