Abril 4

Hoy fui al pozo a ver al Chato y no había nadie. Pero, buscando rastros, me encontré con un paquete y lo desenvolví y eran mis ojotas. Y dentro había una carta para mí del Chato. La letra es pésima y las palabras todas como cortadas y decía así: «A quí le de jo lo pro me ti do y lo que le de bo se lo si go de bien do por que ya no tra ba ja re más a quí. Espiñeira», y lo peor es que adentro de la ojota estaba la llave de la Capilla. Yo fui a ponerla en su lugar, pero ahora no le hace porque le cambiaron la cerradura.

Gómez sigue siendo muy amigo mío y me ha pagado ya veinte pesos, pero ahora no quiere ayudarme a cobrarle a los demás, sino que me dice que cobre anticipado y así estoy más seguro. Ya escribo tan ligero como una máquina y, sobre todo, ahora me encanta escribir todo el tiempo la misma cosa y me cuesta mucho hacer el diario porque cada palabra es distinta.