Febrero 10

Mañana nos vamos al campo. Estoy feliz. Viña era muy aburrida. Es claro que Javier, como anduvo en lancha, se cree genial. Yo no aprendí a nadar porque el mar ni lo deja a uno. Además le dio por castigarme con la cuestión de la ropa y mi papá se puso firme en que no me compraran más que un par de pantalones y una camisa y, cuando se ensuciaban, me dejaban sin salir. Esto lo llaman educar y yo lo llamo tenerle pica a uno. Por lo demás, yo creo que los grandes también se aburren porque todo lo encuentran caro, y van a la ruleta y cada vez les va peor. Y papá y mamá pelean por la ruleta y el pobre papá está desesperado con los gastos, así es que vamos a economizar. Además, como se va la Domitila, no hay quién haga nada y hay que volverse.

También esta casa es fea y ajena y me revientan las casas ajenas.

Es una lástima que sea pecado ser ladrón, porque es la única manera de ganar plata y, además, de no aburrirse. Me cargan los ingenieros, los abogados, los tapiceros y los profesores.

Ya están listas otra vez las maletas y mi mamá bien confundida y a cada rato llegan cuentas y más cuentas. El pobre papá debe tener ganas de llorar porque no sé cómo va a pagar tanta cosa. La vida sería regia si uno pudiera borrar algunas cosas y algunos días. Yo creo que mamá y papá borrarían este mes y serían felices.

¡Qué lindo es viajar! Qué importa hacer maletas con tal de viajar y pasar por campos y estaciones y gente que uno no vuelve a ver.

Mañana me voy a levantar muy temprano para ayudar a arreglar la casa y voy a ser tan económico que mi mamá tendrá que agradecérmelo.