Marzo 16

Resulta que Ugarte no piensa en haber chocado en auto, sino que está mudando los dientes. Peleé con él porque es un farsante que me dijo que tenía dos papás y dieciocho hermanos. Entonces me hice amigo con Fidel Ríos que es muy flaco y todos se ríen de él. Él tampoco tiene ningún amigo y ahora, porque soy su amigo, se ríen de los dos.

Hoy me dolió el estómago y se me saltaron las lágrimas de pensar que no puedo contárselo a mi mamá. Entonces hice promesa de no hablar para que se me quitara y se me quitó. Resulta que tuve que hablar porque se me olvidó lo de la promesa y me volvió a doler. Entonces hice promesa de no mirar nunca para atrás y se me pasó de nuevo.

Fidel Ríos anda todo el tiempo detrás de mí y ya me está cargando un poco. De todos modos, le estoy enseñando a pelear y a ser hombre, y le explico que cuando a uno le dicen una cosa que da como calor a la cabeza, hay que pegar un puñete.

Javier ya tiene un amigo y ni se acerca a mí. Nos preguntaron la lección y por suerte la contesté bien. Uno se siente muy gallito.

En la noche hubo rosca en el dormitorio porque a un chiquillo le metieron unos chocolates reventados en la cama y le robaron el pijama.

Se acostó sin pijama y, cuando se fueron los curas, se levantó en calzoncillos y agarró a golpes a Souza, creyendo que era él. Los partidarios de Souza les pegaron a los partidarios del sin pijama y se armó como una guerra. Hasta que llegó un cura y todos se hicieron los dormidos, pero un poco tarde. Nos castigaron a todos para mañana.

Es raro, pero cuando uno está interno no importa que lo castiguen. Uno queda tan poco feliz como antes.