Abril 5

Hoy salió Gómez al dentista con su mamá y me trajo de regalo cinco petardos. Hicimos los dos una bomba y la pusimos misteriosamente en el dormitorio debajo de la cama de Pérez que es tan amujerado y, cuando todos estaban dormidos, le prendimos la mecha y estalló. El pobre Pérez se cayó de la cama, yo creo que del susto, y llegó el Padre Carlos y nos preguntó a todos quién fue. Y nadie dijo nada, así es que quedamos todos arrestados, menos Pérez. Peor para él porque tiene que quedarse solo.

Es muy bueno tener las muelas picadas porque así uno tiene que ir al dentista con la mamá. Y para picarme las muelas, me las escarbo con un alfiler y me pongo ahí cosas picantes, como ají, por ejemplo.

En cuanto se me pique, voy donde el Padre a decirle que tengo que ir al dentista.

Ahora estamos amaestrando pulgas con Gómez. En la casucha del perro pillamos ocho pulgas y las guardamos en una cajita de fósforos, y en el patio las amaestramos una por una. Sobre todo, que mientras amaestramos una se escapan las otras y también nos pican bastante. Pero la Victoria que es la que amaestré y ya sabe hacer lo que le estamos enseñando. Le damos comidita de carne y está bien gordita.

Resulta que mis notas del mes estaban tan pésimas que perdí mi libreta en el pozo y ahora tengo que esperar otro mes para comprar una.