Tharkad, Distrito de Donegal
Mancomunidad Federada
Victor titubeó al llegar a la puerta de la habitación de su hermana. Nunca la he visto tan desolada. Debe de culparse a sí misma. Golpeó suavemente el marco de la puerta y entró en la habitación en penumbra. Las sombras ocultaban la luz que reflejaba la nieve recién caída y la iluminación procedente del otro lado de la puerta apenas sirvió para disipar la oscuridad.
—Katherine, tenemos que hablar.
La figura envuelta en una manta no contestó. La tenue sombra gris que resaltaba sobre su pelo se movió levemente, lo que indicó a Victor que lo había oído, pero no si le había entendido. Lo único que oyó fue un sollozo, tras el cual un pañuelo cayó sobre el montón que había alrededor de la silla.
—Tenemos información sobre la bomba. Funcionaba por control remoto. El que la puso, lo hizo a propósito —dijo Victor intentando controlar su voz para que no se le escapara un atisbo de emoción—. No era una bomba como la que mató a nuestra madre y tenemos motivos para creer que tú no eras el objetivo, Katherine, sino Galen.
Katherine habló con voz ronca.
—¿Qué es lo que sabes? —preguntó, acompañando cada palabra de un profundo suspiro como si temiera por su propia vida con sólo hablar.
—La policía de Ciudad de Solaris interceptó un mensaje dirigido a un «agente» de Solaris que solicitaba la muerte de alguien llamado il Capo. Al tratarse de un lenguaje secreto, el mensaje llegó al cuerpo de crimen organizado, que no logró descifrarlo. Ahora, el Departamento de Inteligencia cree que la llamada la hizo alguien que quería asesinar a Galen. Comprobamos otros archivos porque tenemos al hombre bajo vigilancia, pero creemos que hubo un problema técnico que destrozó la prueba que necesitamos para demostrar que fue su jefe el que dio la orden.
—¿Quién?
—Un tal Sven Newmark. Es un empleado del duque Ryan Steiner. Creemos que la orden procedía de Ryan.
La figura se encogió en la silla.
—¿Ryan? ¿Ryan mató a Galen?
—Bueno, él no apretó el botón, pero dio la orden —dijo Victor cruzándose de brazos—. Hay algo más que deberías saber.
—Galen se ha ido.
—Sí, Katherine, pero nadie podría haberlo evitado. Sabemos quién lo hizo, pero lo hemos descubierto a posteriori —dijo Victor esperando ver alguna reacción en ella y sacudiendo la cabeza—. El hombre que preparó el asesinato de Galen es el mismo que contrató al asesino que mató a nuestra madre.
—¿Qué estás diciendo?
—Tengo todas las pruebas que necesito para afirmar que nuestra madre fue asesinada por orden de Ryan Steiner.
Katherine levantó su cabeza oculta entre las sombras.
—Tiene que morir, Victor.
—¿Katherine?
—Tienes que matar a Ryan. Ha cometido un acto de traición. No puedes enviarlo a juicio y pretender que la Mancomunidad Federada siga intacta.
Victor sacudió la cabeza.
—Cualquier tribunal desestimaría las pruebas. Yo sé que lo hizo, no me cabe la menor duda, pero no puedo demostrarlo.
—Él mató a Galen y mató a nuestra madre —dijo al tiempo que las lágrimas que le empañaban la mirada le iluminaban los ojos en la oscuridad—. Quiere destruirnos, Victor. Mátalo.
Victor asintió lentamente con la cabeza.
—Estoy de acuerdo. Eso es lo que haré.
—¿Pronto?
El príncipe sacudió la cabeza.
—Tan pronto como pueda.
—¿Cómo?
—Mejor que no lo sepas.
—Hazlo pronto, Victor, muy pronto —dijo Katherine bajando de nuevo la cabeza y rompiendo en sollozos—. Sólo entonces nuestros muertos descansarán en paz.
—Ya verás como sí, Katherine —dijo Victor antes de salir de la habitación para reunirse con Curaitis en el vestíbulo—. Diga a la gente de Solaris que ha llegado el momento de actuar.
El agente hizo un gesto de asentimiento.
—¿Os ha dicho algo que nos pueda servir?
—Quiere que Ryan muera —contestó Victor sacudiendo la cabeza—. Y yo también. ¿Pueden hacerlo sus agentes?
—A finales de semana.
Victor miró fijamente al hombre que caminaba junto a él.
—¿No debería sentir algo al ordenar el asesinato de un hombre?
—El hecho de que no sintáis nada no es un problema, Alteza —contestó Curaitis con la mirada fija en el fondo del vestíbulo—. El problema viene cuando os empieza a gustar.