Ciudad de Solaris

Solaris, Mancomunidad Federada

Galen esbozó una amplia sonrisa.

—Es cierto, Mandrinn, soy el perro faldero de Victor. Sin embargo, me ha encomendado que dé un paseíto con su hermana. No se preocupe, soy un animal adiestrado.

Uno de los dos hombres que acompañaban a Ryan se burló de Galen.

—Yo más bien diría dócil.

Galen movió la cabeza y su sonrisa se desvaneció.

—Aunque no creo que lo entienda a la primera, sólo se lo explicaré una vez. Toleraré los insultos del duque, pero no los de guerreros de mentira que hacen la guerra en un mundo de juguetes.

Ryan sonrió de la forma más precavida posible.

—Vigile con lo que dice, Kommandant, cuando no sabe con quién está hablando —dijo Ryan extendiendo el brazo hacia atrás para presentar al hombre de expresión adusta—. Les presento a Victor Vandergriff, el luchador número uno de la agencia de los Tigres de Skye. Victor, ésta es la duquesa Katrina Steiner.

Vandergriff tomó la mano de Katrina y la besó.

—Es un honor.

Galen sacó un pañuelo del bolsillo y se lo dio a Katrina. Ésta miró al pañuelo y al hombre y sacudió la cabeza con una expresión risueña.

—Usted siempre tan atento, Kommandant Cox.

—Hago lo que puedo —dijo retirando el pañuelo sin añadir nada más. Katrina había medido sus palabras, pero él no tardó en captar su verdadera intención e hizo un gesto de asentimiento. No provocaré ningún incidente. Miró a Vandergriff. Si puedo evitarlo.

Ryan hizo señas al otro hombre para que se adelantara.

—Y éste es Glenn Edenhoffer, un guerrero en auge de mi agencia.

Katrina estrechó la mano del hombre.

—Un placer conocerlo.

—La verdad es que no esperaba que me presentasen al feudalismo en persona, pero la encuentro encantadora.

Galen puso mala cara. Había visto un documental holográfico sobre Edenhoffer en el que se insinuaba el excentricismo del hombre. Galen sabía, por lo mal que le quedaba su atuendo negro, que Edenhoffer se consideraba un bohemio, pero no tenía ningún punto de referencia para entender su aparente deseo de pasar por la vida como si fuera una inmensa obra de arte. De no haber sido por su fama de hombre lego, el comentario podría haberse considerado un grave insulto hacia Katrina. Un comentario así en presencia del duque Ryan Steiner podría incluso haber dado pie a su expulsión.

Ryan esbozó una sonrisa forzada.

—Glenn tiene un sentido del humor muy personal. Refrescante.

El joven luchador levantó la cabeza.

—No soy tan viejo para que mi red cognitiva se haya osificado, ocultándome las grandes realidades de la vida.

Omi inclinó la cabeza hacia él.

—En mi nación se dice que los años de contemplación pueden revelar los grandes misterios del universo.

Vandergriff sonrió educadamente.

—Su nación es famosa por su larga tradición de fusión de la mente, el cuerpo y el espíritu con el universo para formar un todo indisoluble.

—Y un totalitarismo que fuerza la adherencia a un modo de vida que perdió su utilidad antes de que el hombre abandonase Terra —interrumpió Edenhoffer.

—Creo que su punto de vista del universo está limitado por su falta de experiencia —dijo Galen dando un paso al frente y pasando la mano derecha por el hombro de Edenhoffer.

Edenhoffer levantó el brazo para apartar la mano de Galen de su hombro.

—Esto lo dice un sirviente de otro régimen represivo. Reconozco su uniforme. Usted es uno de que los que ayudaron a reforzar la continuidad de un gobierno de burócratas dictatoriales rescatando a Hohiro de manos de los Clanes. Usted niega a la gente del Condominio y de la Esfera Interior la libertad ofrecida por el trastorno que han provocado los Clanes.

Los ojos azules de Galen brillaron con furia.

—Usted no sabe nada de los Clanes ni de lo que han hecho o dejado de hacer con los pueblos que han conquistado —dijo. Luego miró a Ryan—. Deténgalo ahora mismo o tendré que hacerlo yo.

Vandergriff se separó de Ryan y se colocó entre Galen y Edenhoffer.

—Recuerde su posición, Kommandant, o alguien se lo tendrá que recordar.

Galen dio un paso hacia atrás y soltó una carcajada.

—¿Quién? ¿Usted? —dijo riendo de nuevo sin darse cuenta de que se estaba convirtiendo en el centro de atención—. Yo he luchado contra los Clanes, chico, y los he derrotado. Me he enfrentado a lo mejor que tenían y he salido victorioso con mi Crusader. He dado más de lo que he obtenido de los Clanes y puedo garantizarle que me han dado más de lo que usted tendrá jamás.

Vandergriff sacudió la cabeza e infundió un tono condescendiente a su voz, que crispó los nervios de Galen.

—Ya ven, señoras y señores, éste es el tipo de actitud que hemos aprendido a soportar en Solaris. No dudo de la habilidad del Kommandant Cox al mando de un BattleMech, pero no está entrenado para alcanzar el alto grado de competencia que nosotros tenemos. Sería como sugerir que un niño que ha hecho clases de violín es igual que un solista de la filarmónica de Tharkad. Ésta es una actitud generalizada entre los militares que vienen aquí.

Galen entrecerró los ojos.

—Soy miembro de una unidad de elite. He luchado en más batallas de las que haya podido estudiar a lo largo de su carrera. Usted juega a la guerra y yo la viví.

Vandergriff soltó una risita burlona.

—Puede que haya estado en un cuerpo de elite, pero no es más que el mejor de una nación. En Solaris tenemos los mejores de todas las naciones. Si luchara contra cualquiera de nosotros, perdería.

Galen se inclinó para acercarse al hombre.

—Tal vez deberíamos luchar y averiguar si es cierto.

Vandergriff levantó las manos.

—Me encantaría satisfacer su fantasía bélica, Kommandant, pero yo soy un luchador profesional. Para proteger a aquellos que no han sido entrenados para la lucha, no tenemos permitido enfrentarnos a alguien que no tenga un certificado en toda norma, un certificado que se obtiene tras meses de entrenamiento. Me temo que no podrá luchar contra ninguno de nosotros.

—Estoy seguro de que lo teme —dijo Galen apretando los puños—. Es muy afortunado por tener leyes tras las que puede esconderse.

—Puede estar seguro, Kommandant —dijo Vandergriff entre dientes—, de que es usted el afortunado, ya que mi mayor deseo es que tenga una licencia para poder darle la lección de humildad que tanta falta le hace.

—En tal caso, será un placer para mí concederle su deseo —intervino Kai Allard-Liao—. Daré al Kommandant Cox una licencia para luchar.

Vandergriff se mostró vacilante y frunció el entrecejo.

—No puede prestarle su licencia para luchar, señor. No está permitido.

Kai dejó que Nancy se adelantara a él y, luego, éste se situó de cara al grupo.

—Como el señor Kindt, el sustituto del duque Ryan, puntualizó con tanto acierto en la última reunión del Comité de Indemnización, yo no soy sólo un luchador sino también el propietario de una agencia. Puedo otorgar y otorgo en este mismo instante un certificado de aprendiz al Kommandant Cox. Ahora ya puede luchar.

Vandergriff se mantuvo inexpresivo.

—Disculpe que difiera, señor. Un certificado de aprendiz es equivalente a una licencia de segunda clase. Esto limitaría al Kommandant Cox a combatir con exosqueleto o con un ’Mech ligero. Yo soy un luchador de sexta clase y utilizo máquinas pequeñas.

Kai se encogió de hombros.

—Ah, pero sabe tan bien como yo que las normas permiten que el certificado de aprendiz se eleve a la categoría de luchador veterano si el aprendiz lucha junto al veterano en un combate. Como el conflicto entre usted y el Kommandant Cox ha sido el resultado de su discusión con el señor Edenhoffer y yo he escuchado que se ofrecía para luchar contra los dos, he pensado que se enfrentaría a ambos.

Edenhoffer frunció el entrecejo.

—Usted está entrenando para defender su título. No quiero esperar un mes para satisfacer mis deseos.

—Ni debe. He concedido un deseo al señor Vandergriff y ahora se lo concedo a usted también —dijo Kai en un tono de voz cortante—. Una semana. Thomas, ¿Ishiyama está disponible? ¿Podría incluirnos en el programa?

DeLon esbozó una sonrisa.

—Sin duda, Kai.

—Bien, gracias —dijo Kai mirando fijamente a Victor Vandergriff—. Supongo que aceptará el desafío. El señor Kindt quería verme luchar contra usted, así que ahora satisfaremos su deseo, ¿no?

Vandergriff se puso derecho a pesar de que su rostro había perdido color.

——Será un placer volver a verlos a usted y al Kommandant Cox en Ishiyama.

—No deja de repetir que será un placer para usted hacer todo esto, señor Vandergriff —dijo Galen haciendo un guiño a Kai—. Espero que sepa cómo superar la decepción.

Katrina pasó la mano por debajo del brazo de Galen y sonrió con dulzura.

—Bueno, ahora que los hombres nos han demostrado lo fácil que es hacer la guerra, yo les demostraré cómo disfrutar de la paz —dijo haciendo un gesto de asentimiento al duque Ryan y a sus colegas—. Seguro que tienen gente a la que saludar y preparaciones que hacer, así que no los entretendremos más. Espero volver a verlo durante nuestra estancia en Solaris, querido primo.

El duque Ryan inclinó la cabeza.

—Lo tendré en cuenta, Katrina —dijo antes de retirarse y hacer un rápido saludo a Tormano Liao, llevándose con él a sus luchadores.

Galen estrechó la mano a Kai.

—Gracias por el rescate. Me alegra volver a verlo.

—Confieso que me lo he pasado bien viendo la cara de Vandergriff —dijo Kai girándose hacia Nancy—. Por favor, permítanme presentarles a Nancy Bao Lee. Nancy, le presento a la duquesa Katrina Steiner-Davion, a la dama Omi Kurita y al Kommandant Galen Cox.

Nancy se puso muy nerviosa y permaneció en silencio mientras se inclinaba hacia ellos.

Katrina le sonrió.

—¿Así que usted es la mujer que ha conquistado el corazón de Kai? Hace un año, cuando Morgan Kell se retiró, estaba rompiendo corazones en Arc-Royal. Muchas mujeres pusieron los ojos en él, pero ya veo que usted es la ganadora.

—No, Alteza, Kay y yo no estamos… —dijo Nancy ruborizándose—. Quiero decir que somos amigos. O eso creo.

Kai la rescató tomándole la mano y pasándola por debajo de su brazo.

—Somos amigos. Mi tío nos ha presentado esta noche. Nancy trabaja para él.

Tormano confirmó sus palabras.

—Es mi ayudante y una experta en su trabajo —dijo levantando la mirada y examinando la habitación—. Tendrán que perdonarme, pero tengo invitados a los que atender. Volveré más tarde.

—Gracias, tío —dijo Kai viendo cómo se alejaba su tío, hasta que sus palabras se convirtieron en un hilo de voz—. Esta fiesta es el acontecimiento social más importante en lo que llevamos de año, especialmente con usted y la dama Kurita, duquesa.

Kai mantuvo la formalidad de su discurso para minimizar la diferencia social entre Nancy y el resto del grupo. Como heredero de la Comunidad de Saint Ivés, era coetáneo de los otros nobles y podía tratarlos como si estuviera entre amigos. Conocía a Galen, Katrina y Omi lo bastante bien para imaginar que aceptarían a Nancy sin problemas, pero les llevaría algún tiempo.

—Si es así, señor, supongo que debemos correr la voz —dijo Katrina inclinando la cabeza hacia alguien que había al otro lado del círculo—. Dados los acontecimientos de la isla de Skye, no nos vendría mal un poco de sensatez —dijo mirando a Galen, cuando éste reaccionó tras su comentario, y apretándole el brazo—. Yo seré el guante de terciopelo y usted el puño de hierro, Galen. Me ha gustado su manera de actuar. ¡Qué arrogancia! Les habría pegado un puñetazo en la nariz.

—En tal caso será un honor para mí ser su sustituto.

Kai sonrió al ver cómo Katrina besaba a Galen en la mejilla.

—Un premio por el que vale la pena luchar —dijo.

La duquesa le guiñó el ojo.

—Gane y puede que entonces también obtenga el suyo. A Ryan le iría bien una derrota —dijo Katrina al tiempo que su voz se tornaba fría y sentía un escalofrío por el cuerpo—. Perdóneme, pero es que posee la ambición Steiner y tengo miedo de que la utilice para dividir a la Mancomunidad Federada.

—Bueno, será mejor que vayamos a conocer gente —dijo Kai mirando el cronómetro de la parte interior de su muñeca izquierda—. Si nos encontramos aquí mismo a media noche, los llevaré a un lugar no muy lejos de aquí, pero que está a mundos de distancia.

Omi sonrió.

—Suena muy especial.

—Lo es, dama Kurita —dijo Kai asintiendo con la cabeza—. Estoy seguro de que Valhalla no se parece a ningún lugar de los que han visitado ni a ninguno que puedan visitar jamás.

El duque Ryan Steiner observó cómo se dispersaba el grupo de la realeza y se mezclaba entre la muchedumbre. Intentando contener su ira, ordenó sus pensamientos para analizar todas las implicaciones de lo que había sucedido. En ese momento, Edenhoffer hizo algún comentario sin importancia, tras lo cual Ryan le sonrió y le hizo un gesto para que siguiera adelante.

El desafío contra Galen Cox llamaría inmediatamente la atención y las fuerzas pro Davion seguramente lo difundirían como un enfrentamiento entre las fuerzas de la luz y de la oscuridad. Ryan sabía que sus secuaces lo verían del mismo modo, aunque invertirían el lado blanco por el negro. Él podía beneficiarse fácilmente de la situación si su lado ganaba. Victor no podía permitirse una pérdida de prestigio, ni siquiera en un juego de moralidad similar a lo que comportaría la lucha, de modo que representaba una oportunidad única para perjudicarlo ante los habitantes de Skye.

Por otra parte, con el actual campeón de Solaris y un veterano de la guerra de los Clanes enfrentándose a dos luchadores más jóvenes e inexpertos, las posibilidades de victoria eran las mismas que tenía Melissa Steiner de volver de entre los muertos y reclamar el trono. Ryan, pese a la convicción de sus luchadores, no tenía esperanza alguna de conseguir la victoria. No sabía por qué Kai Allard-Liao había escogido un ruedo kuritano para la lucha, pero suponía que era por razones políticas que dejarían en evidencia a Ryan y beneficiarían a Victor Davion.

Ryan era consciente de que tenía que minimizar el impacto de la lucha. Despedir a sus dos luchadores sería un gesto fútil y haría perder muchos ingresos y fama a su agencia. Ya que no podía desvincularse del duelo, tenía que quitarle importancia, diluirlo para que no lo dañara. Por la misma regla de tres, si sus luchadores conseguían lo imposible, Ryan podría utilizarlo contra Victor.

Tengo que distraer la atención de esta lucha. Esbozó una sonrisa y Edenhoffer interpretó el gesto como un signo de que debía continuar su discurso sobre neorretrocubismo en la coreografía de los combates de ruedos de clase 3. Ryan decidió pedir a Hansau que enviase una orden a través de la red subterránea de Skye Libre para elevar el nivel de las protestas en los mundos de Skye. Hasta el momento, la situación estaba relativamente calmada y Davion había respondido reprimiéndolos vigorosamente.

Con su próxima estratagema, la Milicia de Skye Libre reaparecería y empezaría a cometer actos terroristas contra objetivos Davion en la isla de Skye. Los Zhanzheng de guang de Sun-Tzu habían demostrado la incapacidad o indisposición de Victor para detener actos terroristas a pequeña escala. En 3034, las acciones de la Milicia de Skye Libre habían estado a punto de desencadenar una ocupación a gran escala por mediación de Hanse Davion. ¿Hasta dónde serás capaz de llegar, Victor? Como Ryan controlaba a Richard Steiner, el mariscal de campo de Skye, cualquier orden de ataque de las tropas de la Mancomunidad Federada contra su propio pueblo provocaría una revuelta a gran escala en la que Richard denunciaría a Victor declarando a favor de Ryan.

Eso funcionará, y funcionará bien. Ryan se giró hacia sus dos luchadores con una expresión de cortesía extrema en el rostro.

—Tienen suerte, caballeros, porque creo que he encontrado el modo de resolver el problema que han creado.

—No tendrá que resolver ningún problema, señor —dijo Edenhoffer esbozando una amplia sonrisa—. Ganaremos. Se lo garantizo.

—¡Lo único que quiero que usted garantice es que no obtendrá una gran derrota!

Vandergriff se quedó sorprendido por el tono despectivo de Ryan.

—Señor, somos lo mejor que puede ofrecer Solaris.

—Ahora ustedes me representan y eso no es lo bastante bueno —dijo Ryan con los ojos iluminados de ira—. Háganme un favor: si no pueden ganar la lucha, tengan el detalle de morir en ella y líbrenme de tener que decidir si tengo que matarlos por su fracaso, o no.