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Ciudad de Solaris, Solaris VII

Marca de Tamarind, Mancomunidad Federada

12 de febrero de 3056

Kai se extrañó al ver que los invitados volvían la cabeza y murmuraban algo cuando su tío entró en la sala. Se giró y levantó la vista hacia la puerta situada entre los dos espejos por donde éste entraba. No le sorprendió que su tío se hubiese tomado su tiempo para llegar, ya que todo el mundo conocía el gusto de Tormano por el dramatismo. Lo que le sorprendía era que permitiese que la mujer que lo acompañaba eclipsase su presencia.

Es preciosa. Al verla agarrada al brazo de Tormano, Kai se sintió impresionado por su tío por primera vez en la vida. El hecho de que el hombre estuviera casado provocaba cierta admiración, pero Kai se esforzó por ver a su tío como muchos otros: un hombre rico y poderoso que no aparentaba sus sesenta años. Habrá que tener esperanza en el paso del tiempo.

Tormano condujo a la mujer hacia los dos MechWarriors.

—Bienvenidos, caballeros, bienvenidos. Es un honor para mí ser su anfitrión esta noche —dijo Tormano inclinándose ante Wu Deng Tang y luego ante su sobrino—. Su presencia me complace más de lo que imaginan.

Wu le devolvió la reverencia.

—Su invitación me honra y le doy las gracias por ello. Son pocos los que esperarían que un hombre de su posición desease mi presencia en este lugar.

Tormano hizo caso omiso a la precaución que se desprendía de las palabras de Wu.

—Solaris es un mundo en sí mismo, con unas tendencias políticas y sociales de las que el mundo exterior queda excluido —dijo con el entrecejo fruncido—. Esperaba que la señorita Fung lo acompañara. ¿Está enferma?

El rostro de Wu se contrajo levemente.

—Le envía disculpas. Las órdenes del médico le impiden estar aquí esta noche, pero está bien.

—Magnífico —dijo Tormano sonriendo mientras se giraba hacia la mujer—. Nancy, por favor, recuérdeme que envíe flores a la señora Fung, bueno, si no es presuntuoso por mi parte, señor Fung. Conozco la capacidad de la gente por hacer que una enfermedad sin importancia parezca grave.

—Estaría encantada con su regalo, Mandrinn.

Tormano sonrió cuando el MechWarrior hizo mención de su título, bajó la vista al suelo y sacudió la cabeza.

—Perdónenme, estoy siendo descortés. Kai Allard-Liao, le presento a mi ayudante, Nancy Bao Lee. Nancy, éste es mi sobrino, Kai Allard-Liao, y su contendiente, Wu Deng Tang. Wu, le presento a Nancy.

Wu se inclinó ante Nancy y Kai lo imitó. Cuando se incorporó, Kai la tomó por la mano y le besó los nudillos.

—Es un placer conocerla, señorita Lee.

Nancy se sonrojó.

—El placer es mío, señor Allard-Liao.

Tormano sacudió la cabeza.

—No permitiré tanta formalidad, porque los quiero a ambos y quiero que sean amigos. Kai, Nancy es una admiradora suya.

—Y de usted, señor Wu —añadió Nancy con cortesía.

Kai mantuvo la sonrisa en sus labios mientras murmuraba algo para sus adentros. ¿Mi tío haciendo de Celestino? ¿Por qué? ¿De verdad cree que necesito compañía o intenta impresionar a esta mujer mostrándose cordial conmigo? ¿Realmente es una admiradora o es una espía? Tormano hizo un disimulado gesto a Wu Deng Tang para que se marchara y dejara a Kai y a Nancy solos. Se hizo un extraño silencio que los dos rompieron a la vez, riendo al advertir la violenta situación. Kai le hizo un gesto con la mano.

—Usted primero.

Nancy miró a Tormano, que ya se alejaba, y habló en un tono de voz casi inaudible.

—Por favor, señor Allard-Liao, no piense mal de su tío por presentarnos de esta manera.

—Que me haya presentado a usted es algo que no puedo reprocharle —dijo Kai con un guiño—. Y llámeme Kai. Mi apellido es un trabalenguas.

—Gracias, señor —dijo Nancy bajando la mirada y levantándola de nuevo—. Sí que soy una admiradora suya, pero no como, en fin, ya sabe…

Kai arqueó una ceja.

—¿Como una fan?

Nancy asintió rápidamente.

—Sí, exacto, no como una fan —dijo antes de detenerse para recuperar el aliento, gesto que puso a prueba una vez más la elasticidad de su vestido. Se tranquilizó y reanudó la conversación—. Estoy complicando las cosas, que es precisamente lo que no quería hacer. ¿Sabe? Cuando estaba extendiendo el cheque para la agencia de su tío en La Fábrica, le comenté que me encantaría verlo luchar alguna vez. Él me preguntó si quería acompañarlo a la defensa de su título y estoy segura de que debió de interpretar mi entusiasmada respuesta como la de una fan tonta. Cuando se ofreció a presentarme, bueno, quiero decir, es un honor…

Kai le tomó la mano y le dio una suave palmadita.

—No se preocupe, lo entiendo. Mi tío quiere que tenga la mejor vida posible y tiene problemas para reconciliar esto con el hecho de que lo que yo quiero puede no ser lo que él cree que debo tener.

—Es un buen hombre. Sabía que no estaba comprometida con nadie y pensó que, bueno, tal vez, nosotros podríamos… No es que yo me oponga a salir con usted, por supuesto —dijo con una sonrisa en los labios y enrojeciendo de nuevo.

—¿Por supuesto?

Ella le apretó la mano.

—En caso de que le haya pasado inadvertido, usted es un hombre muy guapo y cotizado. Lo tengo en un pedestal, por encima incluso de Victor Davion.

—¿Por encima de Victor? —preguntó Kai, extrañado.

—Lo que quiero decir es que Victor me resulta un poco distante —dijo sonriendo—. Y es bajito.

Kai soltó una carcajada y mantuvo la sonrisa en los labios.

—En realidad, el príncipe Victor es un hombre muy afable y un buen amigo. Pero tiene razón, está muy por debajo de los dos metros de altura —dijo acercando la mano a su barbilla—. Le llegaría por aquí.

—Afable, o no, sigue siendo muy pequeño —dijo acariciándole suavemente la mano—. Prefiero a los hombres de su estatura.

Kai la miró a los ojos y advirtió el interés que se desprendía de ellos. Esperó, deseó, que el estómago le diera un vuelco, algo que le indicara que habían conectado y que ella era la mujer ideal para ganarse un lugar en su corazón. Había pasado antes, una vez, y quería que volviera a ocurrir.

Pero no sintió nada.

La cálida luz de los ojos de Nancy parpadeó y murió.

—Lo estoy importunando.

Kai sacudió la cabeza.

—De ningún modo. Me halaga.

—¿Pero hay alguien más?

—No, la verdad es que no —dijo Kai echándose hacia atrás. Ella había jugado sutil y tímidamente y ahora le ofrecía su mano de una forma tan natural que sentía el impulso de acercarla a sus labios. Vestía seductoramente y, aunque negaba estar allí para seducirlo, su comportamiento incitaba a la seducción. Sin embargo, ella también se echó hacia atrás al mismo tiempo que Kai. ¿Es una nueva estratagema o es que ha vuelto a su carácter tímido inicial?

Kai adoptó una expresión irónica.

—Mi historial de relaciones no es muy estelar. Durante un mes o más tengo que concentrarme en el combate con Wu Deng Tang, por lo que no tendré mucho tiempo libre para iniciar una relación con una bonita mujer que merece toda mi atención.

Nancy entrelazó las manos y las levantó mientras sus antebrazos le cubrían los pechos. Miró al suelo por un momento. A pesar del alboroto que había detrás de ella, Kai mantuvo la mirada fija en sus manos. Luego, los dos levantaron la vista a la vez y sus miradas volvieron a encontrarse.

—Es un hombre maravilloso, Kai. La mayoría no habrían sido tan honestos ni considerados con mis sentimientos. Los que lo llaman «alma de acero» son las personas más estúpidas de la Esfera Interior.

¿Más estúpidas que un hombre que deja escapar a una mujer como tú?

—¿Entonces somos amigos?

Nancy esbozó una amplia sonrisa al tiempo que se sujetaba el brazo izquierdo con la otra mano.

—Por ahora, será un honor para mí ser su amiga.

—¿Por ahora?

Ella asintió con la cabeza.

—Gane el combate y luego ya veremos hasta dónde queremos llevar nuestra amistad.