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Ciudad de Solaris, Solaris VII
Marca de Tamarind, Mancomunidad Federada
19 de abril de 3056
Atado en la cabina del Yen-lo-Wang, Kai Allard-Liao esbozó una sonrisa. Todos los sistemas armamentísticos estaban operativos, la armadura mostraba su fuerza y entereza y las extremidades del ’Mech funcionaban bien. Cathy Kessler, una artista de habilidad incomparable, había revisado la pintura del Centurión y le había devuelto el rojo intenso que su padre había utilizado cuando pilotaba ese mismo ’Mech en La Fábrica.
La imagen del Yen-lo-Wang tras el Griffin de Peter Armstrong por el laberinto de escombros metálicos y trozos de ferrocemento apareció en la mente de Kai con tanta claridad como si hubiese estado en la cabina junto a su padre hacía veintinueve años. Resulta extraño que mi padre se hiciera pasar por un odioso capelense y Armstrong quisiera matarlo por ser un liaoita. Esa sería la forma de actuar de mi tío. Si dependiera de él, me habría pedido que matase a Wu Deng Tang sólo por su nacionalidad.
Kai nunca olvidaría la primera vez que su padre le había hablado de matar a Peter Armstrong. Era una hazaña que había perseguido Justin Allard durante toda su vida, una hazaña que nunca dejaría de lamentar. Al pensar en ello, Kai recordó enfurecido que Tormano le había pedido que destrozase a Wu Deng Tang como si se tratase de la abertura de una guerra por conseguir el poder de la Confederación Capelense, cuyo único resultado sería la muerte y la destrucción en masa. Esto no es una lucha de naciones, sino de hombres. Mi padre no habría matado a Peter Armstrong si hubiese podido evitarlo y yo encontraré el modo de evitar la muerte de Wu Deng Tang.
Sabía que los corredores de apuestas habían pasado el día en el campo de batalla con motivo de la lucha. Wu tenía veinte toneladas más que Kai porque su Cataphract pesaba setenta toneladas. Ambas máquinas tenían una armadura similar, aunque el ’Mech de Wu contaba con una pequeña ventaja en el pecho y los brazos. Los láseres de pulso de los dos ’Mechs también eran equiparables, pero el rifle de Gauss de Kai era más potente que el CPP de extenso alcance de Wu. Sin embargo, el cañón automático LB-10-X de éste compensaba la diferencia.
La principal ventaja de Kai era que el equilibrio armamentístico del Centurión era mejor que el del Cataphract. Si se acercaba por la izquierda podría utilizar todas sus armas, mientras que Wu tendría problemas para disparar el cañón automático del lado derecho del ’Mech. Las dimensiones relativamente pequeñas de La Fábrica eliminaban la ventaja que suponía el CPP de largo alcance, pero Wu era famoso por su habilidad en la lucha de cerca. Kai había planeado su estrategia teniendo esto en cuenta.
Examinó la cabina por última vez y vio que todo estaba preparado. Pulsó un botón de la consola.
—Control de lucha, el Yen-lo-Wang está preparado.
Galen alzó la vista cuando Keith Smith señaló con su jarra de cerveza hacia la ventana de visualización de la enorme zona de juego rodeada de lujosas cajas.
—Están activando el láser de simulación holográfica.
Como La Fábrica había sido un complejo industrial de trabajo, la única manera de ver las luchas era a través de las transmisiones holovisuales de circuito cerrado. El simulador holográfico mostró un mapa de todo el complejo y puso acero los marcadores de los dos ’Mechs que participarían en la lucha. El propio visualizador se expandía o encogía según cuál fuera la escala que mejor mostraba las posiciones relativas de los BattleMechs. Podía incluso aumentar a escala de uno por uno, si los pilotos se acercaban e iniciaban un combate cuerpo a cuerpo.
Keith hizo un gesto a Galen para que mirase el modelo Centurión de color rojo brillante en la zona superior del edificio más alto.
—Ése es Kai. Le han dado una buena posición. Si Wu sube tras él, Kai estará en la parte más alta.
—¿Qué pasa si Wu espera a que él baje? —preguntó Peter Davion acercándose a los dos hombres que había junto a la ventana—. Wu podría tenderle una emboscada a Kai.
—Posible, pero poco probable. No es fácil tender una emboscada a Kai.
Galen soltó una carcajada.
—Como los Halcones de Jade descubrieron en Alyina.
Keith Smith asintió con la cabeza al tiempo que frunció el entrecejo.
—Hoy me han dicho que parece que ComStar permitirá finalmente la visita de los compañeros Elementales de Kai a Solaris.
—¿Pero se pierden la lucha?
—Sí, lo cual frustra el propósito de la visita —contestó Keith antes de dar un sorbo de cerveza—. Yo tenía un circuito preparado que podría haberlos traído a tiempo si ComStar hubiese dado el visto bueno ayer. El problema es que el circuito habría pasado por Skye y una de las condiciones de la visita es que no entren en el espacio de Skye, por razones obvias. Todavía no he tenido tiempo de prepararles el nuevo circuito.
—Empiezan fuertes —dijo Galen desviando la mirada hacia los ’Mechs cuando éstos empezaban a moverse—. Parece que los dos han decidido ir de caza.
Kai reconoció al instante su situación en La Fábrica. Debido a la gravedad, los niveles superiores solían tener menos escombros; sin embargo, a causa de los enormes daños perpetrados en la parte inferior, la integridad estructural de los pisos de arriba no siempre era segura. La imagen de un ’Mech cayendo por el hundimiento de un piso en malas condiciones no era desconocida y generalmente no tenía muy buenas repercusiones en el desafortunado BattleMech.
Avanzando a través de la maraña de vigas medio fundidas, Kai condujo el Yen-lo-Wang hacia la rampa que había en la esquina noreste del edificio. Cuando La Fábrica era un recinto industrial, las rampas eran lo bastante fuertes para soportar el tráfico de ’Mechs en las cuatro esquinas del complejo. Cuando el lugar se adaptó a la estructura de un ruedo, las rampas se reconstruyeron para que el control de lucha pudiera abrir o cerrar cualquiera de ellas o todas a la vez. Como los controladores sabían que Wu y Kai eran luchadores lúdicos, habían abierto las rampas en ambos extremos de los dos pisos. Si hubieran sido luchadores más recatados, los habrían colocado al mismo nivel, sin rampas para poder escapar.
Los deflectores de sonido y vibración entre los pisos recogerían todas las indicaciones de movimiento del Centurión, pero Kai sabía que no detendrían la purga térmica a través del ferrocemento. Los mandos climáticos que se habían instalado la última vez que se había renovado La Fábrica no se utilizaban para modificar la temperatura, lo que ayudaba a disimular la purga térmica. La intensidad de luz en el ruedo indicaba que los escáneres de luz visual funcionaban bien y, mejor aún, que los espectadores obtendrían un buen seguimiento del desarrollo de la lucha.
Si me han puesto a mí aquí arriba, probablemente a él lo habrán puesto abajo, lo que significa que nos encontraremos en el medio. Utilizarán el tiempo que tardemos en encontrarnos para hacer publicidad. De modo que imaginan que la lucha será rápida y sucia. Kai sonrió para sus adentros. Lo de rápida me gusta, pero sólo si me mantengo en movimiento. Si nos detenemos y luchamos, soy hombre muerto.
Condujo el Centurión por la rampa de bajada hacia los niveles inferiores. Estés preparado, o no, allá voy, Wu Deng Tang.
La suavidad de la pregunta que Omi había formulado entre susurros sorprendió a Peter Davion.
—Disculpe, dama Omi, ¿qué es lo que me ha preguntado? —le dijo con una sonrisa en los labios mientras ésta se apartaba de Galen.
—Me preguntaba, Peter-sama, si usted podría explicarme por qué Kai parece tan decidido a provocar una confrontación entre su ’Mech y un BattleMech más grande y potente —dijo Omi devolviéndole la sonrisa y bajando la vista con timidez—. Debe de ser una estrategia que yo, al no ser una MechWarrior, no logro entender.
Peter sacudió la cabeza y observó a Omi mientras analizaba lo que había preguntado y cómo lo había preguntado. Había formulado la pregunta para elogiar su capacidad como MechWarrior y hacerlo hablar, de este modo adoptaba una posición de subordinación para que él pudiera ayudarla a entender algo que le sorprendía y, así, crear un vínculo entre ambos. El hecho de que estuviera enamorada de su hermano podría haberlo llevado a la conclusión de que era estúpida, pero por lo que había visto sabía que no podía ser cierto. Es una bruja astuta que sería feliz viendo cómo la subestimo.
—No lo sé con certeza, dama Omi, pero puedo suponerlo —dijo Peter señalando al ’Mech de Kai mientras éste avanzaba rápidamente por el nivel inferior desde donde había empezado—. El Centurión es un ’Mech rápido, casi un cincuenta por ciento más rápido que el Cataphract, lo que significa que Kai puede llegar a un nivel inferior en menos tiempo que Wu a uno superior y darle alcance en algún lugar inesperado. De este modo, Kai consigue una gran ventaja.
—Es una táctica digna de un guerrero —dijo Omi sonriendo con educación e inclinando la cabeza hacia Peter—. Es usted muy perspicaz.
—Y usted es muy amable —dijo Peter devolviéndole una sonrisa forzada——. Ahora entiendo por qué mi hermano sólo piensa en usted, dama Omi.
Y como cualquier relación física contigo probablemente costaría el trono a mi hermano, puedo desearos de corazón la felicidad que ambos anheláis.
Kai habría quedado impresionado con el análisis de Peter sobre su estrategia, a la que sólo había que añadir un matiz.
Mientras su Centurión descendía la primera rampa, Kai cubría el siguiente nivel con el rifle de Gauss instalado en el brazo derecho del ’Mech. Aquello le dio una idea mientras se apresuraba a la rampa que conducía al siguiente nivel. Su rifle de Gauss cubrió de nuevo el piso siguiente, tras lo cual Kai esbozó una amplia sonrisa.
Al bajar pongo en peligro mi lado derecho, de modo que Wu, al subir, tendrá que exponer su flanco izquierdo. Condujo el Yen-lo-Wang hacia el tercer nivel y llegó al cuarto, donde redujo la velocidad y se acercó con más cautela. Los apoyos estaban construidos en tándem en la parte inferior central del suelo de La Fábrica. Las paredes, que en otro tiempo eran secciones separadas del suelo, habían quedado reducidas a escombros y los trozos de ferrocemento, como consecuencia de las reconstrucciones previas de los niveles superiores, se desparramaban por el suelo.
El metal procedente de los restos de vigas y las bases de los travesaños colgando de los salientes de ferrocemento imposibilitaban el uso de escáneres. Kai estuvo a punto de cambiar a infrarrojo para detectar el calor procedente de la máquina de Wu en el piso de abajo, pero al final se decantó por avanzar hacia la rampa que conducía al nivel inferior. Condujo el Yen-lo-Wang por encima de los salientes de ferrocemento de cincuenta metros de altitud, se agachó y esperó.
El ferrocemento absorberá una parte de la energía térmica que expulso, así que no podrá detectarme durante un rato. ¿Pero cuánto…?No mucho.
Wu Deng Tang no era un luchador estúpido ni suicida, razón por la cual subía la rampa a toda velocidad. De haber subido más lentamente o de haberse detenido a mirar desde el borde del piso, habría puesto en peligro la cabeza del ’Mech. De aquel modo, la dificultad de calcular la inclinación de la cuesta significaba que tenía que encorvar el torso del ’Mech hacia adelante para mantener el equilibrio y no podía activar las armas del lado derecho del cuerpo de la máquina.
Kai colocó el retículo de oro sobre el contorno del Cataphract. Cuando el ordenador mostró un punto dorado en el centro del retículo, pulsó los botones del dedo pulgar rápida y sucesivamente y apretó el gatillo de las palancas demando. Ambos láseres de pulso expulsaron saetas energéticas de rubí para fundir la armadura del brazo izquierdo del Cataphract. El proyectil plateado del rifle de Gauss salió disparado de la muñeca derecha del Centurión y trazó un arco que golpeó la zona pectoral derecha del ’Mech de Wu. Las placas de armadura se resquebrajaron como consecuencia del impacto y Kai supo que el disparo había hecho un daño considerable al Cataphract.
Wu respondió haciendo algo que nadie, excepto un piloto de ’Mechs superior, habría podido hacer. Giró el ’Mech hacia arriba y salió disparado en busca de refugio en el nivel superior en lugar de retirarse al inferior. La mayoría de los luchadores habrían hecho lo segundo: esperar a que Kai fuera a por ellos en el piso de abajo. El control de lucha habría abierto otra rampa para proporcionar a Kai un nuevo camino de descenso y mantener la ventaja que su astuta estrategia le había proporcionado.
Mientras Wu se movía hacia adelante, extendió el brazo izquierdo y apretó el gatillo del láser de pulso instalado bajo el antebrazo. Los dardos energéticos impactaron en el ancho pecho del Yen-lo-Wang y destrozaron una parte de la bonita pintura de Kessler cuando la armadura fundida cayó sobre ésta. El monitor auxiliar de la cabina de Kai mostró que había perdido el treinta por ciento de la armadura del centro, lo que acercaba a los dos oponentes más de lo que Kai hubiera deseado.
El disparo de Wu le había impresionado. Si aquello era un disparo al azar ha tenido mucha suerte y es más peligroso de lo que creía. Sin embargo, yo casi he acabado con el lado derecho de su pecho. Kai hizo retroceder su ’Mech hacia los salientes de ferrocemento y se agachó detrás de ellos. Cualquier disparo puede ser el definitivo para cualquiera de los dos. Debo tener cuidado.