Influjo lunar funesto

Prestigiosos psicólogos explican el reciente estallido de violencia en América [Revista Home Front, marzo 2005]

Nilla se frotó las manos y la garganta, se rascó la piel con ásperas toallas de papel intentando quitarse la sangre del cuerpo. Había tirado sus prendas blancas. Estaban irremisiblemente manchadas. Había encontrado una bata blanca que olía a desinfectante y un holgado pantalón de pijama de médico. Tendría que ser suficiente.

Continuó mirando fijamente el espejo del baño de mujeres a pesar de que se ordenó parar.

Tenía los dientes sucios. Los rodeó con un dedo, deseando tener un poco de pasta de dientes e hilo dental. Se detuvo mientras frotaba. Hilo dental. La mayoría de la gente no se molestaba en usarlo. Claramente ella sí lo hacía. No llegaba a ser un recuerdo del todo, se parecía más a la memoria de un músculo o al dolor de una extremidad amputada: ella utilizaba hilo dental en su vida anterior. Le dolía pensar en ello. Los cabos sueltos de recuerdos estaban unidos a la idea. «Yo solía lavarme los dientes con hilo dental», pensaba, y notaba que automáticamente su cerebro intentaba encontrar ejemplos, recordar anécdotas divertidas sobre esos momentos, incluso recuperar imágenes sueltas de su boca en el espejo del baño, trataba de recordar trozos de hilo dental entre sus dedos. Por alguna razón, sentía que su cabeza estaba llena de cubitos de hielo que traqueteaban cada vez que ella se movía.

Se miró de nuevo en el espejo. Las líneas azules bajo la piel no habían desaparecido. Eran sus venas. Nunca habían sido tan visibles. Bajo los ojos vio marcas oscuras. Manchas, en realidad, no meras bolsas, más parecidas a tatuajes. O moratones. Tenía pinta de haber recibido una paliza.

Miró de nuevo el lavabo y la sangre que se iba, formando una espiral, por el desagüe, porque no quería seguir contemplando su cara. No tenía pulso. No estaba respirando.

Nilla sabía qué significaba eso. Se había convertido en una rareza de la biología. Lo que no sucede hecho realidad. Estaba muerta, pero también evidentemente viva. Muerta. Viva. Viva. Muerta.

No muerta.