¡COMBUSTIBLE DIÉSEL RESERVADO EXCLUSIVAMENTE PARA USUARIOS AUTORIZADOS! Perdonen las molestias. [Cartel colgado en una estación de servicio en Petaluma, CA, 23/03/05]

Dick se despertó distinto. Simplificado.

La luz plateada de la luna iluminaba el mundo. Se derramaba por las ramas de los árboles y jugueteaba en la superficie de la nieve.

Dick era una sombra al abrigo de esa luz. Había otras sombras rodeándolo. Una se acurrucó cerca de él, su largo cabello canoso estaba teñido de sangre.

Ella se cernió sobre un tesoro que brillaba débilmente como un ascua que se extingue. Tenía un trozo de hueso sobresaliendo por un extremo. Tenía dedos en el otro. Era un brazo humano, pero Dick estaba más allá de las preocupaciones del buen gusto o el decoro. Trató de arrebatárselo y entonces descubrió que ya no tenía manos. Sus hombros acababan en bultos cubiertos de sangre. El trofeo de la sombra femenina era parte del cuerpo de Dick. Su brazo.

Las ovejas tenían el otro. Estaban muy aplicadas en triturarlo y convertirlo en pasta para poder tragarlo. Les llevaría horas acabárselo.

Esto era irrelevante para Dick. Había luces y otras sombras y él era una de estas últimas. Ya no era capaz de sentir pérdida o pesar.

Sólo hambre.