Capítulo XLVI
MOHAMED acaba de ver como Zaida habla con la policía. Está satisfecha porque la policía volverá y le dará la dirección del sastre, pero él sale fuera y soborna a la los agentes para que le digan lo que le contaron. Automáticamente llama a su contacto en los Náufragos del Mundo y les dice que Zaida ya sabe la dirección del sastre. Lo llaman de inmediato.
—Tienes que salir de ahí— la médico va a ir a verte, dile a los vecinos que no hablen de ti porque la chica extranjera es del servicio secreto español y busca saber información, diles que si les pregunta y no dicen nada de ti y que te has mudado hace un mes a no se sabe dónde, les darás un buen dinero. Diles que es una católica loca que va contra Alá. —le sugiere un agente del servicio secreto de Marruecos al sastre, bastante preocupado por su buena reputación—.
—¿Me voy ya?
—La tenemos vigilada, en cuanto se vaya de tu casa te llamamos y podrás volver.
—¿Qué sabe?
—Nada, lo poco que la loca de tu mujer le ha contado.
—Menuda furcia. Espero que esté muerta, como su hijo bastardo.
—Ese hijo ya no es hijo de nadie, ni esa mujer es mujer tuya ni de nadie.
—Alá es grande.