Capítulo XXXVI

EL traslado se produce dos horas después de la visita de Zaida a Fatoma. La mujer árabe tiene mucho miedo y pide quedarse allí, sabe que en Marruecos la policía y las leyes son muy difusas y prefiere quedarse como está. Cuando van a trasladarla, en su cabeza está dispuesta a tener relaciones sexuales con cualquiera que pueda hacer que se quede allí. Se ha propuesto que a partir de ahora simulará que se toma las pastillas, su hijo está vivo y tiene que buscarlo. Sabe que la han estado engañando y está dispuesta a contar todo lo que sabe. Su marido quiso matarla cuando se enteró de que el hijo que llevaba en su vientre no era suyo. La única arma que tenía contra él fue un gran secreto que él le relevó una noche de alcoba con la intención de impresionarla, pero ella ya no lo quería hacía mucho tiempo y ya se estaba viendo con un muchacho que trabaja en una tienda de ultramarinos de la calle. En uno de tantos lances amorosos se queda embarazada de él, sabe que no es de su marido porque apenas se acuesta con él y en concreto en el mes que se queda embarazada se había acostado con él una vez, al principio de la menstruación, por lo que casi seguro de que no era de su marido. Cuando confirma sus sospechas y haciendo cuentas, el embarazo ya está muy avanzado, ante los continuos desprecios y abandono al que la tiene sometida, le confiesa que el hijo que lleva en su vientre no será suyo sino fruto del amor de otra persona. Él la amenaza con matarla y ella lo chantajea con contar su gran secreto, el sastre decide dejarla tranquila. Después de varias semanas sin dormir, sufriendo en silencio, maldiciendo a su mujer adúltera según su propia ley del Corán, aprovecha que está cerca de la ventana para correr hacia ella y empujarla con todas sus fuerzas para matarla, a un hijo bastardo y al secreto en el que le va la vida.

 

Varios hombres entregan los papeles del traslado de Fatoma. Le ponen una camisa de fuerza y la bajan en pijama hasta una furgoneta. Pregunta a dónde la van a llevar, pero no le dan ninguna respuesta concreta. Cuando se da cuenta de que los hombres que han venido a buscarla son policías y no médicos grita por los pasillos que quieren matarla, pero la golpean en el cuello hasta que se desmaya. Pierde la conciencia y se despierta en una furgoneta, hay una rendija metálica por la que empieza a gritar que la dejen irse hasta que la furgoneta se para. Las puertas se abren, es de noche, hace frío, está en pijama con la camisa de fuerza, no hay nadie esperando a que salga, la noche está oscura y la pequeña carretera está desierta. Siente un miedo atroz, decide no salir de la furgoneta porque sabe que si intenta escaparse la matarán.

 

—¡No quiero morir! ¡No voy a salir!

 

Aparecen los hombres y la sacan de la furgoneta.

 

—Camina zorra, vas a dejar de follarte a quien no debes y a hablar más de la cuenta.

 

—Yo no tengo la culpa de que mi marido esté metido en…

 

El ruido de dos pistolas descargando sus cargadores sobre su espalda y pecho resuenan en mitad de la nada hasta perderse entre las dunas del desierto. Han dado muerta a una fugitiva muy peligrosa.