Capítulo XXXIV

UNA conversación telefónica transoceánica está teniendo lugar desde Madrid a Texas. Dos importantes miembros de los Náufragos del Mundo están utilizando una línea segura para hablar. Uno de ellos es un conocido político y ha comprobado que no pueda haber escuchas, el otro es un expresidente.

 

—Rush, tenía muchas ganas de hablar contigo —en un inglés rudimentario pero efectivo—.

 

—Hola, mi querido amigo Torres. Ya me he enterado de que has dejado tu puesto en tu país. ¿Y ahora qué vas a hacer? Seguro que ya tienes algo pensado en la Unión Europea, ya sabes que siempre necesitamos gente allí.

 

—Creo que ahora me voy a dedicar a descansar un poco de tiempo, como tú en tu rancho.

 

—Oye, ¿cómo va el asunto de la ONG? Ya me he enterado, es increíble que a estas alturas nos sigan pasando cosas así. Tenemos que ser discretos. Bueno, nadie va a decir nada a la población, pero no me gusta que se sepa qué hacemos.

 

—Por eso no te preocupes, hemos aislado el problema y hay gente vigilando a la chica, de todos modos ya sabes que nadie publicaría nada ni se le hará caso.

 

—Ya lo sé. Es increíble que tengamos que preocuparnos de gente tan insignificante.

 

—Por cierto, la próxima vez que vayáis a mandar tropas podría ser de forma más discreta, lo del Alakrán ha sido muy sonado por aquí.

 

—Amigo Torres, los piratas ya han desaparecido, nos hemos encargado, vuestro dinero os ha sido devuelto sin que nadie lo sepa y los marineros están de vuelta. Vosotros habéis quedado bien en España y nosotros ya tenemos una excusa para tener tropas y submarinos por allí.

 

—Pensé que cuando se filtró lo del pago en Londres a un abogado inglés alguien se daría cuenta. Habéis hecho bien en pagar a más piratas para que intentasen abordar otros barcos. Nuestros amigos también hicieron bien su trabajo en la prensa y todos se han creído nuestro plan.

 

—Pues claro que sí, ahora tenemos soldados allí en la mitad de los barcos que nos pasan muy buena información sobre los planes pesqueros e industriales de todos los barcos de la zona. Era buena idea lo de meter soldados en los barcos para que los protegiesen y meter a nuestros observadores allí!eh¡

 

—Desde luego Rush, nadie te gana a organizar una buena trama. A ver si podemos hacer lo mismo en China. Las tropas que mandamos como supuesta ayuda a las ONG para controlar la zona no podrán quedarse mucho más tiempo.

 

—Claro que sí amigo, hasta dentro de cinco años tendremos tropas allí —riéndose—. Mira, si hoy por hoy somos capaces de seguir haciendo creer a la gente que el norte del planeta, gracias a un simple mapa, es más grande que el sur, qué será lo que no podamos hacer.

 

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Torres, el exministro del gobierno español de Palmero está seguro de saber todo lo que pasa en Marruecos con la chica, miembros del servicio secreto marroquí están bajo su pista.

 

—Ahora estamos en un momento muy delicado para la moneda amigo español. Es el momento de seguir avanzando en nuestros planes de expansión. No es buen momento para seguir con el “amero” —una monena como el euro, pero para América— por las filtraciones que hubo, pero dentro de un tiempo lo retomaremos. No podremos hacerlo como habían previsto con la supuesta crisis de Estados Unidos, pero vamos a tener que lanzar una nueva moneda para que la gente saque todos los dólares que ha ido escondiendo, para que cuando estén todos en el mercado instaurar nuestra nueva moneda de américa del sur y del norte como vosotros vuestro euro. Ya sabes que China va a seguir con su expansión y podrían quedarse con parte del mercado descompensado la situación. Si conseguimos el apoya de los países árabes todo estará solucionado, por el momento, pero habrá que seguir con nuestra línea.

 

—Ya te digo que no te preocupes, todo está previsto y bajo control. Nadie puede saber nada y te aseguro que una simple medicucha no nos va a hacer fallar en nuestro nuevo orden mundial.