52 San José no te niega nada

A finales del mes de octubre de 1989, cuando Ephraim, el fundador de la Comunidad de las Bienaventuranzas, decidió enviar a unos pocos miembros de su comunidad a Medjugorje, tuve que ocuparme de cada aspecto práctico de la operación. Pero yo conocía un excelente recurso: San José. El 9 de noviembre, él recibió un pequeño mensaje de esta antigua clienta que soy yo:

“Querido San José, sabes cuánto te quiero. Dentro de nueve días será el aniversario de mi boda con tu Hijo. Así que si estabas buscando un regalo para mí, no sigas. Te cuento...

Me voy a Medjugorje para servir a tu esposa, la Gospa. Ella me ha invitado. Pero la estancia allí será complicada sin coche; tendríamos muchos inconvenientes. ¡Qué bien nos iría si nos regalaras, a Ella y a nosotros, un coche para ayudar en la realización de sus planes de paz! Por supuesto que en Nazaret os las arreglasteis sin uno, pero los tiempos han cambiado y sé que desde entonces te has modernizado. Necesitaríamos un buen coche, potente, con un gran maletero, y de fácil mantenimiento puesto que yo soy nula en mecánica. Evita un coche de dos puertas, ya que uno se siente muy incómodo atrás. Uno de cuatro puertas sería preferible (es muy importante darle todos los detalles a San José). Tengo el tiempo justo para hacerte una novena antes del viernes 18. Sería realmente estupendo si por la noche, durante el Shabbat, yo pudiera anunciar a los hermanos de mi comunidad que tenemos el coche. ¡Imagina las alabanzas que se elevarían de nuestros corazones! Por otra parte, no te demores más allá de la novena para conseguírnoslo, porque tenemos los días contados para hacer el papeleo correspondiente antes de nuestra partida fijada para el 1º de diciembre”.

Durante los días siguientes, empecé a dudar. Una vocecita malvada me insinuaba: “¿Quién crees tú que eres para obtener un coche gratis para el día 18...? ¡Estás soñando!”. Pero yo ya les había contado a todos en la comunidad, y muchos de mis hermanos y hermanas habían decidido unirse a mi novena. Decidí optar por una confianza ciega en la ayuda de San José. ¡Había experimentado tantas veces su diligencia!

Pasaron los días... Llegó el viernes: nada en el horizonte... Por la tarde, sin embargo, recibí una carta de sor Marie-Raphaël, quien debía acompañarme a Medjugorje.

“Querida Emmanuel, no lo vas a creer: ¡Tenemos un coche para Medjugorje! ¡Y el nombre del donante es Joseph! Vive en Lourdes y ama inmensamente a la Santísima Virgen. Tanto, que le había prometido que le daría su Peugeot 305, en muy buenas condiciones, pero no sabía cómo proceder. Cuando se enteró de que me iba a Medjugorje contigo y que necesitábamos un vehículo, su corazón se iluminó repentinamente. Comprendió que María quería su coche para Medjugorje. Apenas queda tiempo para hacer el cambio de documentos. Vengo con el coche para encontrarme contigo en Normandía.”

¿Queréis saber algo? La carta estaba fechada el 9 de noviembre, ¡es decir, el mismo día en que empezó la novena! San José había cumplido su promesa y solo se había retrasado un poco el correo. Es un hombre de palabra y cumple con sus contratos. ¡Al fin y al cabo habíamos planeado recibir la respuesta el viernes 18!

No puedo decir cuánto ha contribuido ese coche para el trabajo de Nuestra Señora en Medjugorje.

Moraleja de esta historia: si necesitas algo para servir a la Santísima Virgen, pídeselo a San José, diciéndole dulcemente: “No es para mí, es para tu esposa, la Virgen María. Ella tiene gran necesidad de ello para sus planes de paz”.

Por ella, San José hace cualquier cosa. ¡No le niega absolutamente nada!.

MENSAJE DEL 25 DE MARZO DE 1994

“Queridos hijos, hoy me regocijo con vosotros y os invito a que os abráis a mí y os convirtáis entre mis manos en instrumentos para la salvación del mundo. Deseo, hijos míos, que vosotros, que habéis sentido el olor de la santidad a través de mis mensajes, la llevéis a este mundo hambriento de Dios y de su amor.

Agradezco a todos los que han respondido de forma tan numerosa y os bendigo con mi bendición maternal.

Gracias por haber respondido a mi llamada.”

Medjugorje, el triunfo del corazón
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