Potemkin le dio las gracias, pero con un sofisma:
Vuestra Muy Graciosa Majestad: Habiéndome enterado ... de que se me obsequia con la casa Anichkov, beso vuestros pies. Expreso mi más humilde gratitud. Más misericordiosa de las madres, Dios, habiéndoos dado todos los recursos y poder, no os dio, para mi desgracia, el conocimiento de los corazones humanos. ¡Dios Todopoderoso! Haced saber a mi soberana y benefactora lo agradecido que le estoy, lo consagrado que le estoy y que mi vida está dedicada a su servicio. Muy Graciosa Majestad, mantened bajo vuestra protección y cuidado a una persona consagrada a vos en cuerpo y alma, que queda de vos con toda sinceridad hasta la muerte.
El siervo más leal y más devoto de Vuestra Majestad,
Príncipe Potemkin