Los asuntos de la Guadaña no son cosa mía, pero mi atención no deja de desviarse hacia Perdura. Aunque sólo dispongo de unos ojos lejanos observando a treinta kilómetros de allí, sé qué algo peligroso sucede en la gran isla artificial. Porque lo que no veo, lo leo entre líneas.
Sé que lo que suceda hoy en ese lugar tendrá un profundo efecto en la Guadaña y, por tanto, en el resto del mundo.
Sé que algo muy inquietante bulle bajo la superficie y que los que habitan en Perdura no son conscientes de ello.
Sé que una querida segadora hoy se ha enfrentado a otro segador consumido por la ambición.
Y sé que esa ambición es la que ha acabado con civilizaciones enteras una y otra vez.
Los asuntos de los segadores no son cosa mía. No obstante, temo por la Guadaña. Y temo por ella, por Citra.
—El Nimbo