Debo dejar claro que no todos y cada uno de mis actos son perfectos. La gente confunde un estado de ser con un conjunto de acciones. Intentaré explicar la diferencia.
Yo, el Nimbo, soy perfecto.
Esto es cierto por definición, y no es necesario refutarlo porque es un hecho. No obstante, todos los días debo tomar millones de decisiones y llevar a cabo millones de acciones. Algunas son pequeñas, como apagar una luz cuando no hay nadie en el cuarto para conservar la electricidad; otras son grandes, como inducir un pequeño terremoto para evitar uno mayor. Pero ninguno de estos actos es perfecto. Podría haber apagado esa luz antes para conservar más energía. Podría haber creado un terremoto un grado menor para evitar que un jarrón artesanal cayera al suelo y se rompiera.
He llegado a comprender que sólo existen dos actos perfectos. Son los dos más importantes que conozco, pero me prohíbo llevarlos a cabo y los dejo en manos de la humanidad. Se trata de crear vida… y arrebatarla.
—El Nimbo