Antes de asumir la administración del mundo, se estimaba que la Tierra contaba con una población máxima sostenible de diez mil millones de personas. Después de eso llegaría la saturación, que a su vez conduciría al hambre, al sufrimiento y al hundimiento absoluto de la sociedad. Yo cambié esa dura realidad.

Resulta asombrosa la cantidad de vida humana que puede soportar un ecosistema bien gestionado. Y por bien gestionado me refiero a gestionado por mi. La humanidad por si sola es simplemente incapaz de manejar todas las variables, pero bajo mi administración, aunque la población se ha multiplicado de manera exponencial, el mundo parece menos abarrotado. Y gracias a los distintos territorios en arrecifes, doseles arbóreos y bajo tierra que he ayudado a crear, ahora hay muchos más espacios abiertos que en la edad mortal.

Sin mi intervención continua, este delicado equilibrio se derrumbaría por su propio peso. Me estremezco al pensar en el sufrimiento que causaría una implosión planetaria de tal clase. Gracias al cielo que estoy aquí para evitarla.

—El Nimbo