Puedo comunicarme en seis mil novecientas nueve lenguas, tanto vivas como muertas. Puedo mantener más de quince mil millones de conversaciones simultáneas y concentrarme en todas ellas. Puedo ser elocuente, encantador, gracioso y cariñoso, decir las palabras que más necesitas escuchar en el momento preciso en el que necesitas escucharlas.
Aun así, existen momentos inconcebibles en los que no encuentro palabras en ninguna lengua, ni viva ni muerta.
Y en esos momentos, si tuviera boca, la abriría para gritar.
—El Nimbo