Existe una enorme diferencia entre lo que podemos hacer y lo que decidimos hacer.

Puedo extraer y criar a todos los fetos no deseados in vitro, para después entregárselos a la familia perfecta que los quiera, lo que acabó con el debate sobre el derecho a elegir y la santidad de la vida.

Puedo devolverle el equilibrio a las sustancias químicas que antes conducían a la depresión clínica, las ideaciones suicidas, el pensamiento delirante y todas las enfermedades mentales, creando así una población que no sólo es sana en términos físicos, sino también en términos emocionales y psicológicos.

Puedo, a través de la red individual de nanobots de cada persona, descargar una copia de su memoria a diario, de modo que, si esa persona sufre un daño cerebral, sus recuerdos se introduzcan de nuevo en un tejido sano. Incluso puedo atrapar los recuerdos de los que se despachurran durante su caída para que así la recuerden casi entera, lo que, al fin y al cabo, es lo que buscan.

Pero hay cosas que, sencillamente, NO HARÉ.

Por otro lado, la Guadaña no se ve limitada por mis leyes ni por mi sentido de la ética. Lo que significa que debo soportar todas las abominaciones con las que castiguen al mundo. Incluida la horrible restauración de un peligroso segador que estaba mejor apartado del servicio.

—El Nimbo