Preparando el plan

Kovner y su grupo se pusieron manos a la obra para sacar adelante el plan que provocaría un envenenamiento masivo de la población civil alemana. Recorrieron Fráncfort, Hamburgo, Múnich y Núremberg, estudiando en detalle sus redes de suministro de agua potable. Para ello se hicieron pasar por trabajadores de mantenimiento de la compañía de aguas e incluso consiguieron los planos de la red, con el fin de localizar el punto en el que podía resultar más efectiva la introducción del veneno.

Conscientes de la dificultad que entrañaba esta operación, los hombres de Kovner se plantearon un plan B, por si fallaba el plan principal; matar prisioneros de guerra que hubieran sido miembros de las SS, envenenando la comida que recibían en los campos. Esa acción, de tener que llevarse a cabo, se realizaría de manera coordinada en varios campos de prisioneros a la vez. Pero, de momento, todas las energías de los Vengadores se centraban en ese plan A que debía acabar con la vida de seis millones de alemanes.

En agosto de 1945 el proyecto para envenenar el agua de esas ciudades estaba ya muy adelantado, pero hacía falta algo tan esencial como el veneno que se debía introducir en las conducciones. En vez de tratar de obtener la sustancia letal por su cuenta, Kovner se decidió a viajar a Palestina con el propósito de buscar el apoyo tanto moral como material de las autoridades sionistas, confiando en que le proporcionarían el veneno. Consciente de las dudas que despertaba su plan entre aquellos judíos europeos que no eran partidarios de una venganza indiscriminada, confiaba en que, si regresaba de Palestina ungido por los máximos dirigentes sionistas, su acción se vería plenamente respaldada.

Una vez en Palestina, entró en contacto con las altas instancias del futuro Estado de Israel. Sin embargo, esos encuentros están sujetos a controversia, y no está claro a qué nivel se produjeron. Según el testimonio posterior de uno de sus hombres, Kovner llegó a reunirse con David Ben Gurion, quien se convertiría en 1948 en el primer ministro israelí, pero al parecer este no sólo no apoyó el plan, sino que le recriminó ese espíritu vengativo. Sin duda, era muy difícil que las autoridades sionistas contemplasen con buenos ojos un plan que, de trascender su implicación en él, iba a comprometer seriamente el nacimiento del nuevo Estado. Al parecer, Ben Gurion aseguró a Kovner que la mejor venganza sería la de conseguir que el sueño del Estado de Israel fuera una realidad, y le conminó a abocar en ese objetivo todo su esfuerzo.

El argumento esgrimido por Ben Gurion para que Kovner se olvidase de su venganza de proporciones bíblicas no debió de convencerle, ya que el lituano acudió entonces, siempre según el testimonio de sus hombres, al que se convertiría en el primer presidente de Israel, Jaim Weizmann, considerando que este podía ser más receptivo a su propuesta. No obstante, según manifestaría posteriormente uno de los hombres de Kovner, el astuto lituano no le planteó la apocalíptica propuesta de envenenar el agua de las ciudades por temor a sufrir otro rechazo, y le engañó asegurándole que pensaban llevar a cabo el más modesto plan B, el envenenamiento de la comida de los prisioneros de las SS.

Weizmann estuvo de acuerdo con el plan alternativo presentado por Kovner y se decidió a darle su apoyo. De todos modos, es difícil pensar que los hechos discurriesen de ese modo, ya que Weizmann era hombre de confianza de Ben Gurion y es impensable que no hubieran hablado entre ellos de las propuestas de Kovner.

Sea como fuere, Weizmann, que era un destacado químico de fama mundial, recomendó a Kovner acudir a dos colaboradores suyos en el Instituto Sieff de la localidad de Rehovot, los hermanos Katzir. Así, los dos químicos le proporcionaron un veneno incoloro que no desprendía olor ni sabor, y lo suficientemente concentrado como para causar la muerte a un número extraordinariamente elevado de personas. El veneno fue envasado en inofensivas latas de leche condensada para ser transportadas a Europa sin despertar sospechas.

Weizmann destinó cuatro hombres del Haganá, el embrión del Ejército israelí, a la protección de Kovner y el grupo partió rumbo a Alejandría, para tomar un barco con destino al puerto francés de Toulon el 14 de diciembre de 1945. Como se ha apuntado, desde allí tenían previsto dirigirse a París, en donde esperaban los otros miembros del grupo. Una vez en posesión del potente veneno, y con toda la información sobre las redes de conducción de agua de las ciudades alemanas sobre la mesa, ya podrían pasar a la última fase de la venganza bíblica sobre la nación que había intentado borrar al pueblo elegido de la faz de la tierra.

Operaciones secretas de la Segunda Guerra Mundial
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
dedicatoria2.xhtml
introduccion.xhtml
Parte_I.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
Section0009.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
Section0031.xhtml
Parte_II.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0067.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Parte_III.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
Section0096.xhtml
Section0097.xhtml
Section0098.xhtml
Section0099.xhtml
Section0100.xhtml
Section0101.xhtml
Section0102.xhtml
Section0103.xhtml
Section0104.xhtml
Section0105.xhtml
Section0106.xhtml
Section0107.xhtml
Section0108.xhtml
Section0109.xhtml
Section0110.xhtml
Section0111.xhtml
Section0112.xhtml
Section0113.xhtml
Section0114.xhtml
Section0115.xhtml
Section0116.xhtml
Section0117.xhtml
Parte_IV.xhtml
Section0118.xhtml
Section0119.xhtml
Section0120.xhtml
Section0121.xhtml
Section0122.xhtml
Section0123.xhtml
Section0124.xhtml
Section0125.xhtml
Section0126.xhtml
Section0127.xhtml
Section0128.xhtml
Section0129.xhtml
Section0130.xhtml
Section0131.xhtml
Section0132.xhtml
Section0133.xhtml
Section0134.xhtml
Section0135.xhtml
Section0136.xhtml
Section0137.xhtml
Section0138.xhtml
Section0139.xhtml
Section0140.xhtml
Section0141.xhtml
Section0142.xhtml
Section0143.xhtml
Section0144.xhtml
Section0145.xhtml
Section0146.xhtml
Section0147.xhtml
Section0148.xhtml
Section0149.xhtml
Section0150.xhtml
Section0151.xhtml
Section0152.xhtml
Section0153.xhtml
Section0154.xhtml
epilogo.xhtml
bibliografia.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml