Una larga controversia
Sólo después de la contienda se conocerían los pormenores de la Operación Vengeance, pero la cuestión más relevante, el dilucidar qué aviador fue el que derribó el aparato de Yamamoto, si Lanphier o Barber, siguió siendo una incógnita. Inicialmente, el derribo fue adjudicado a Lanphier pero, ante las reclamaciones de Barber, la Fuerza Aérea quiso resolver la disputa otorgando medio derribo a cada uno. No obstante, la controversia se extendería a lo largo de las décadas siguientes.
Lanphier fue el que se mostró más batallador en la defensa de la autoría del derribo. En marzo de 1967 publicó un artículo en la popular revista Reader’s Digest titulado «Yo derribé a Yamamoto», a pesar de que los datos que se iban conociendo apuntaban a que en realidad era Barber el que había abatido el aparato del militar nipón. El estudio de los restos del aparato contradecía la versión de Lanphier; este afirmaba que había recibido fuego de cola del «Betty», cuando aquel avión en concreto no llevaba ametralladora de cola, puesto que había sido extraída para ampliar el espacio de carga. Tampoco coincidía el hecho de que el ala que Lanphier dijo haber hecho saltar con sus disparos se encontrase junto a los restos del avión, puesto que si eso hubiera ocurrido en el aire, tal como dijo el piloto, la hubieran hallado más lejos. La versión de Lanphier contenía más incongruencias, como la del supuesto derribo de un Zero que nunca tuvo lugar, o su visión de Barber derribando al segundo bimotor, cuando se había demostrado que lo había abatido un aparato del grupo de apoyo.
El testimonio de Kenji Yanagiya, el único piloto de los Zeros que sobrevivió a la guerra, grabado en vídeo en 1985, sería determinante al establecer claramente que el avión pilotado por Lanphier no pudo derribar al de Yamamoto, ya que este hubiera tenido que efectuar un giro imposible de ciento ochenta grados para tenerlo en su línea de fuego. El diario del otro superviviente japonés del ataque, el almirante Matome Ugaki, que volaba a bordo del «Betty» que cayó al mar, coincidía punto por punto con la observación de Yanagiya. Pese a las abundantes pruebas que desmontaban la versión de Lanphier, la Fuerza Aérea prefirió no reabrir el caso y siguió otorgando medio derribo a cada uno de los pilotos.
Tras la muerte de Lanphier, en 1987, se organizó una campaña para reivindicar la concesión del derribo a Barber, recopilando las pruebas que demostraban su autoría y emprendiendo las acciones legales destinadas a que la Fuerza Aérea la reconociese. Desgraciadamente, Barber no viviría lo suficiente para disfrutar del resultado de esa campaña; en 2003, dos años después de su muerte, y en base a un pormenorizado estudio de las trayectorias de los disparos efectuados contra el avión de Yamamoto, se estableció oficialmente que él había sido quien había derribado el aparato del almirante nipón, por lo que le fue retirada la coautoría a Lanpher y se atribuyó en su totalidad a Rex Barber, haciéndose finalmente justicia.