Operación Freshman
La operación para destruir la fábrica de agua pesada iba a ser la primera en la que iban a intervenir tropas aerotransportadas inglesas. Por ese motivo, la acción recibiría el nombre de Operación Freshman (novato). Los cuarenta y tres voluntarios que iban a participar en la misión serían transportados en dos planeadores. Aterrizarían en la meseta, llegarían hasta la planta de Vemork y volarían las instalaciones en las que se fabricaba el agua pesada. Después tratarían de huir atravesando las montañas para llegar a territorio de la neutral Suecia, desde donde emprenderían el camino a casa.
Sobre las seis de la tarde del 17 de noviembre de 1942, los dos bombarderos encargados de remolcar los planeadores despegaron de un aeródromo del norte de Escocia con veinte minutos de diferencia. Después de reunirse en el aire, ambas combinaciones de bombardero-planeador se dirigieron hacia Noruega. A causa de las malas condiciones atmosféricas, las dos parejas se separaron. La primera consiguió llegar a Noruega y acercarse a su objetivo, pero sufrió una avería en el aparato que debía captar las balizas de radio usadas por los paracaidistas noruegos para señalar el lugar de aterrizaje de los planeadores. Así pues, la tripulación tuvo que localizar ese punto guiándose con un mapa, pero el mal tiempo convirtió esa tarea en algo imposible.
Mientras los aviadores británicos trataban de encontrar el objetivo, comenzó a formarse hielo en el bombardero y en el planeador; el incremento de peso hizo que la cuerda de unión acabase por romperse, liberando el planeador. Al quedarle ya poco combustible al bombardero, este se vio forzado a dar media vuelta y emprender el viaje de regreso. El planeador aterrizó de forma brusca en lo alto de una montaña; de los diecisiete hombres que iban a bordo, ocho murieron de inmediato, cuatro resultaron gravemente heridos y sólo cinco pudieron salir ilesos.
Algunos de los hombres que participaron en la Operación
Freshman.
La segunda pareja bombardero-planeador logró llegar también a tierras noruegas, pero su destino sería mucho peor que el de la que le había precedido. Debido también probablemente a las malas condiciones atmosféricas, el avión y el planeador se estrellaron en una montaña. Todos los tripulantes del bombardero murieron, al igual que tres de los paracaidistas. Los supervivientes fueron capturados por los alemanes y sumariamente fusilados. Al día siguiente, las patrullas alemanas localizaron al otro planeador y apresaron a los supervivientes, que fueron sometidos a interrogatorio e igualmente ejecutados.
La misión, además de resultar un fracaso tan estrepitoso como inesperado, había logrado poner en alerta a los alemanes, conscientes de que el objetivo de aquel comando era destruir la planta de la Norsk-Hydro y de que los obstinados británicos no iban a renunciar a intentarlo de nuevo. Así, el general Nikolaus von Falkenhorst, al mando de las tropas de ocupación germanas en Noruega, se trasladó a Riukan para coordinar en persona la protección de la zona; se incrementó la vigilancia en toda la región, la guarnición de la planta recibió nutridos refuerzos, se colocaron focos adicionales y los alrededores de la fábrica fueron minados.