Deseo de venganza

El plan para matar a seis millones de alemanes se había comenzado a gestar siete meses antes, al acabar la contienda. La derrota del Tercer Reich supuso la liberación de miles de judíos de los campos de concentración nazis y el fin de la reclusión en los guetos para aquellos que habían tenido la suerte de no ser enviados a los centros de exterminio. En Europa Oriental, el fin de la guerra conllevó el regreso a casa de los judíos que habían logrado escapar de los alemanes, refugiándose en los bosques y formando grupos de partisanos.

La retirada de los ocupantes germanos permitió conocer en toda su crudeza el destino que les había esperado a aquellos que habían sufrido la deportación. Muchos partisanos se enteraron, horrorizados, de que sus familias habían sido asesinadas, ya fuera fusiladas, hacinadas en vagones de ganado, de hambre y agotamiento en los campos de concentración o gaseadas en los campos de exterminio. En las paredes de las sinagogas o en los guetos se podían leer innumerables inscripciones desesperadas que se resumían en una súplica: «¡Vengadnos!».

Mientras eso ocurría en el este, la Jewish Brigade Group, o Brigada Judía, se hallaba estacionada en la ciudad italiana de Tarvisio, cerca de la frontera con Austria. Esa unidad era la primera brigada judía del Ejército británico bajo bandera hebrea. Había sido creada en septiembre de 1944 y había combatido desde noviembre de 1944 en el frente italiano. Tras la capitulación germana, el 7 de mayo de 1945, los integrantes de la Brigada Judía estaban deseosos de acudir a Alemania para formar parte de las fuerzas de ocupación. La mayor parte de sus miembros tenían aún familiares tras las líneas alemanas y querían entrar en territorio germano para localizarles.

Pero tampoco era ajeno a los integrantes de la Brigada Judía un comprensible sentimiento de revancha; después de los crueles atropellos que había sufrido su pueblo bajo el régimen nazi, para ellos era muy importante poder entrar en Alemania con sus vehículos y uniformes luciendo desafiantes la Estrella de David. Sin embargo, cuando ya estaban saboreando la posibilidad de ese desquite simbólico, una orden les obligó a permanecer en territorio italiano.

Probablemente, las autoridades militares aliadas consideraron que la presencia de la Brigada Judía en Alemania podía provocar algún tipo de consecuencia no deseada. En todo caso, se decidió encargar a esa unidad que se ocupase de los miles de refugiados judíos que llegaban desde el este de Europa con la esperanza de emigrar a Palestina, entonces bajo control británico. Muchos de ellos, al regresar a sus pueblos y ciudades, se habían encontrado con sus viviendas destruidas u ocupadas por otras personas, y en no pocos casos con el rechazo de sus antiguos vecinos. Comenzar una nueva vida en Palestina se convertía en una esperanzadora posibilidad. El hecho de que los británicos tan sólo estuvieran dispuestos a conceder anualmente diez mil visados de entrada no arredraba a todos aquellos que estaban dispuestos a abandonar el continente que tanto sufrimiento les había ocasionado para poder vivir en una nueva tierra.


Insignia de la Jewish Brigade Group o Brigada Judía, formada por la estrella de David en amarillo sobre fondo azul y blanco.

Así, animados por ese prometedor futuro en Palestina, llegaban a la base de Tarvisio miles de judíos, que eran atendidos y confortados por los miembros de la Brigada Judía. Desde ahí, esta unidad facilitaba en lo posible la salida de Europa hacia Palestina, un esfuerzo conocido como Berihah (‘El Escape’), que contaba con el apoyo oficioso del Ejército norteamericano. El contacto con esos refugiados les hizo conocer de primera mano a los soldados judíos el infierno que habían padecido bajo la ocupación alemana; la reclusión en guetos, el trabajo esclavo, las ejecuciones masivas y la deportación a los campos de exterminio.

Mientras llevaban a cabo esta labor, a los soldados de esta unidad que tenían familiares en la Europa recién liberada se les iban concediendo permisos para tratar de buscarlos. Sin embargo, tal como les había pasado a los partisanos de Europa del Este, la mayoría de ellos se encontraron con la terrible noticia de que sus familiares habían muerto a manos de los nazis; la devastadora visión de los campos de concentración de Auschwitz, Mauthausen o Bergen-Belsen les hizo comprender el trágico destino al que habían tenido que enfrentarse. El testimonio de los judíos que llegaban a Tarvisio, acogido al principio con incredulidad, se demostró trágicamente cierto. En buena parte de los miembros de la Brigada Judía anidó así un inextinguible deseo de venganza.

Sin embargo, los judíos establecidos en la base de Tarvisio pudieron comprobar, con el paso de los meses, cómo a los nazis se les permitía vivir con normalidad, a pesar de tener sus manos manchadas de sangre. Los soldados judíos se conjuraron para que esos crímenes no quedasen impunes. Surgió entonces la idea de administrar justicia de forma sumarísima, constituyéndose ellos mismos en jueces y ejecutores.

Operaciones secretas de la Segunda Guerra Mundial
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