Operación Gunnerside: La «batalla del agua pesada»
Uno de los capítulos de la Segunda Guerra Mundial pendientes aún de esclarecer es el referido al proyecto alemán para conseguir la bomba atómica. Aunque los norteamericanos lograron imponerse en la carrera por obtenerla, aún no se ha establecido hasta dónde llegaron los científicos germanos en su objetivo de contar con esa arma definitiva y, ni tan siquiera, si existió un propósito ambicioso al respecto.
El hecho de que, inmediatamente concluida la guerra, tanto norteamericanos como soviéticos se apoderasen ávidamente de las instalaciones y el material empleado en estas investigaciones, apropiándose en su beneficio de los estudios realizados por los científicos alemanes, conllevó que un espeso muro de silencio cayese sobre esos avances para no dar pistas a los entonces aliados en la derrota del Tercer Reich, pero futuros enemigos en la Guerra Fría.
Según la historia oficial, Alemania se quedó muy lejos de conseguir el arma atómica, y es muy probable que así fuera. Si comparamos la ingente cantidad de recursos que requirió el Proyecto Manhattan, por el que los norteamericanos consiguieron obtenerla, con los reducidos medios puestos a disposición de los científicos alemanes embarcados en ese mismo objetivo, es evidente que la posibilidad de que Hitler pudiese llegar a contar con esa arma apocalíptica fue siempre muy lejana. Según lo que se ha podido conocer hasta ahora, el esfuerzo alemán estaba concentrado tan sólo en el desarrollo de un reactor atómico, existiendo a lo sumo la posibilidad de que se empleasen «bombas sucias», es decir un núcleo de material nuclear recubierto por explosivos convencionales, cuyos efectos no hubieran sido comparables a los de una bomba atómica en sentido estricto.
Sin embargo, los aliados desconocían el punto al que habían llegado los alemanes en su proyecto atómico y estaban aterrados ante la idea de que los nazis pudieran alcanzar su objetivo antes que ellos. Mientras los norteamericanos se lanzaban a esa carrera por conseguir la bomba atómica, era necesario retrasar el proyecto germano; esa particular batalla no se dilucidaría en Alemania, ante la dificultad de localizar los laboratorios secretos en los que se desarrollaba el proyecto atómico, sino en una fría e inhóspita meseta de la región noruega de Telemark.