Una operación de gran importancia
Tras el visto bueno del presidente Roosevelt, la operación para eliminar al almirante nipón se puso inmediatamente en marcha. Yamamoto iba a emprender ese viaje desde Rabaul a Bougainville a la mañana siguiente, por lo que había que actuar con mucha rapidez. El almirante viajaría a bordo de un bombardero Mitsubishi G4M, conocido como «Betty» en el código aliado y protegido por una escuadrilla de seis cazas Mitsubishi A6M, los míticos Zero. De inmediato se cursó un mensaje a la base aérea australiana para que se enviasen a Guadalcanal los depósitos de combustible suplementarios que requerían los Lightning.
Al mismo tiempo, en el aeródromo de Campo Henderson en Guadalcanal se recibía otro mensaje informando de la misión urgente que los hombres de la base tenían que llevar a cabo: «Yamamoto y su Estado Mayor llegarán a Bougainville por aire abril 18. La Escuadrilla 339.ª debe hacer máximo esfuerzo interceptar y destruir. El presidente concede suma importancia a esta operación», decía el despacho de manera telegráfica. El cable explicaba a continuación que Yamamoto y los suyos viajarían en dos bombarderos escoltados por seis Zeros y proporcionaba el itinerario detallado del vuelo. El mensaje acababa con la firma del remitente: «Frank Knox. Secretario de Marina».
Los hombres designados para tomar parte en la misión fueron llamados de inmediato al refugio de operaciones. Desde el primer momento, todos serían conscientes de la extraordinaria importancia de la operación. El jefe de la escuadrilla de combate 339.ª, el mayor John Mitchell, sería el encargado de dirigirla.
Con la participación de todos, se fue diseñando el plan. Yamamoto debía llegar a la gran pista de aterrizaje de Kahili, en Bougainville, a las 9.45 de la mañana siguiente. Se decidió finalmente interceptarlo en vuelo diez minutos antes, en un punto situado cincuenta y cinco kilómetros al norte. El riesgo que se corría era muy grande, ya que sólo contaban con dieciocho aviones para la operación, mientras que los japoneses disponían de más de un centenar en Kahili. Además, aun con los depósitos adicionales de gasolina que en esos momentos estaban siendo transportados urgentemente desde Australia, los aparatos no podrían llevar suficiente combustible para permanecer mucho tiempo sobre la zona del objetivo. Si se quería contar con alguna probabilidad de éxito, era necesario ejecutar la misión con precisión cronométrica.
Poco después, en una colina cubierta de hierba, cerca del aeródromo, el mayor Mitchell dio a sus hombres las últimas instrucciones. Despegarían a las 7.25. Habría dos escuadrillas; una, compuesta por catorce aviones, estaría dirigida por el propio Mitchell, y volaría a seis mil metros de altitud para hacer frente a los cazas japoneses que había en el aeródromo de Kahili. La otra escuadrilla, con cuatro aviones, estaría dirigida por el capitán Thomas Lanphier y volaría a tres mil metros para interceptar la formación de Yamamoto; fue bautizada con el expresivo nombre de «Sección de Exterminio».
Tras las indicaciones del mayor Mitchell, un oficial de espionaje del Ejército se dirigió a los participantes en la misión para recalcar la trascendencia de la operación que iban a emprender, insistiendo en que Yamamoto era muy importante para la Marina japonesa y que su pérdida iba a suponer un golpe gravísimo para el espíritu de combate del enemigo. El oficial les aseguró que, en base a las informaciones recogidas por el servicio secreto, el almirante nipón era extraordinariamente puntual, por lo que ellos también debían serlo si querían interceptarlo.