Derek Scott
13 de octubre de 1994.
Nuestro coche destroza la barandilla del puente y se hunde en el río. En el momento del impacto todo sucede muy deprisa. Tengo el reflejo de quitarme el cinturón y abrir mi ventanilla como nos enseñaron en la escuela de policía. Natasha, en el asiento de atrás, grita, horrorizada. Jesse, que no se había puesto el cinturón, ha perdido el sentido al pegar con la cabeza en la guantera.
En pocos segundos el coche se llena de agua. Le digo a voces a Natasha que se suelte y que salga por la ventanilla. Me doy cuenta de que se le ha atrancado el cinturón. Me inclino hacia ella, intento ayudarla. No tengo nada para cortar el cinturón, hay que arrancarlo de la base. Tiro de él como un loco. Todo inútil. El agua nos llega hasta los hombros.
—¡Ocúpate de Jesse! —me grita Natasha—. Ya lo conseguiré.
Titubeo un momento. Ella vuelve a gritarme:
—¡Derek! Saca a Jesse.
El agua nos llega hasta la barbilla. Salgo del habitáculo por la ventanilla, luego agarro a Jesse y consigo sacarlo.
Ahora nos estamos hundiendo, el coche se va al fondo del río, contengo la respiración cuanto puedo, miro por la ventanilla. Natasha está completamente sumergida, no ha conseguido soltarse. Está apresada en el coche. Ya no me queda aire. El peso del cuerpo de Jesse me arrastra hacia el fondo. Natasha y yo cruzamos una última mirada. Nunca olvidaré sus ojos del otro lado del cristal.
Sin oxígeno, con la fuerza de la desesperación, consigo subir a la superficie con Jesse. Nado con dificultad hasta la orilla. Llegan unas patrullas, veo que unos policías bajan hacia las márgenes del río. Consigo alcanzarlos, les entrego a Jesse, inerte. Quiero volver por Natasha, regreso nadando al centro del río. Ni siquiera sé en qué punto exacto se ha hundido el coche. Ya no veo nada, el agua está turbia. Estoy desesperado. Oigo sirenas a lo lejos. Intento sumergirme otra vez. Vuelvo a ver los ojos de Natasha, esa mirada que me va a obsesionar toda la vida.
Y esta pregunta que me perseguirá siempre: si hubiera seguido tirando del cinturón para arrancarlo de la base, en vez de ocuparme de Jesse, como ella me pedía, ¿habría podido salvarla?