BERENGUER, BONAIRE y SAN VALERIO.
VALERIO.- (Presuroso por el foro.) ¿Estás aquí?... He visto todo el interior de la
casa de Tremp, y traigo el plano aquí, (En la mente.) y en el ridículo de la señora
diplomática (Mostrando el ridículo de DOÑA SATURNA.) dos cartas preciosas...
BERENGUER.- ¿Persistes en llevar adelante tu plan?
VALERIO.- Si no nos matan de aquí a la madrugada, el sol de mañana no alumbrará
la Regencia de Urgell. (Mirando al Palacio de la Regencia.)
BERENGUER.- ¿Has pensado en el riesgo inmenso?...
VALERIO.- He pensado todo lo que puede pensar la audacia. Tu frialdad ve los
peligros... Mi entusiasmo ardiente no quiere verlos.
BONAIRE.- (¡Dios nos asista!)
BERENGUER.- Yo no temo por mí, sino por vosotros.
VALERIO.- Yo por nadie temo. Todo está prevenido; imposible retroceder... Muerte
y destrucción. Perezca el servilismo. El gran principio que defendemos todo lo santifica.
(A BONAIRE.) Oye... ¿Sabes tú quién podría llevarme un aviso al Coronel Rotten?
BONAIRE.- ¿El que manda las avanzadas de Mina?
VALERIO.- Sí... y pronto, ahora mismo.
BONAIRE.- Pues para esa comisión se necesita al hombre más bravo del mundo.
VALERIO.- Tiene que franquear las líneas de la facción de Misas y Romagosa.
BONAIRE.- Es preciso ser pájaro, lagarto y león, todo en una pieza. Y de esa casta
de fenómenos no existe más que uno en la tierra.
VALERIO.- Y eres tú.
BONAIRE.- Que a estas cualidades añado la precisión absoluta de tener que salir de
la Seo huyendo de las furias que me persiguen. Yo llevo el parte.
VALERIO.- Bien: pruébame tu valor y tu sutileza.