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Me espantaban los funcionarios de mi imperio porque se mostraban optimistas:
—Eso es bueno -decían. La perfección está fuera del alcance.
Ciertamente, está fuera del alcance la perfección. No tiene otro sentido que el de estrella para guiar su marcha. Pero la marcha únicamente cuenta y no existen en ella provisiones en cuyo seno puedas detenerte. Pues entonces muere el campo de fuerza que te anima y he aquí que eres como un cadáver.
Y si alguno descuida la estrella, es que quiere detenerse y dormir. ¿Y dónde te asientas? ¿Y dónde duermes? No conozco lugar de reposo. Porque si tal lugar te exalta es porque es un objeto de tu victoria. Pero otro es el campo de batalla donde respiras la victoria nueva, otro ese camastro que te fabricas cuando pretendes vivir.
¿A qué obra testigo comparas la tuya para satisfacerte?