Un mundo sin Axxón
Dany Vázquez
Muchos se preguntarán cómo me atrevo a empezar un número de cumpleaños con semejante título.
Aquellos que como yo superan los cuarenta recordarán esos cortometrajes que mostraban la ciudad del futuro plena de autos voladores, robots hogareños y amas de casa sonrientes que parecían obtener la felicidad de máquinas que se escondían tras las mamparas de su hogar. En ese mundo brillante y perfecto (que dista mucho, ya pasados casi catorce años, de los sueños que el mágico año 2000 prometía) no recuerdo haber visto algo similar a esto que tienen delante de sus ojos. Sí recuerdo casos donde la voz del robot, o la IA en cuestión, era acompañada por un texto que fluía horizontalmente por la pantalla, pero lejos está eso de un texto literario. Pocos, muy pocos, habrán imaginado en aquel momento una revista que se pudiera leer en la pantalla.
Pero en 1989 un par de locos inventaron una revista que se podía escribir como un programa de computadora para luego ser copiada en diskettes. Su distribución, artesanal y gratuita, fue casi tan rápida como el boca a boca que la acompañó más allá de toda frontera. La aparición de Axxón fue noticia: algunos diarios y programas de TV se ocuparon de la revista como de una cosa rara y novedosa.
Y lo era. Piensen que en aquel momento muy pocos tenían acceso a una computadora (yo, por ejemplo, no tenía una PC propia) y la Web, al menos como la conocemos hoy, no existía. Ahora, cuando es común encontrar más de un dispositivo informático en el mismo escritorio, Internet es prácticamente ubicua y yo estoy dictándole este editorial a un dispositivo móvil (que lo escribe con pifies, pero lo hace), me pregunto si algo tan maravilloso para mí como esta revista no estará cantando sus últimas estrofas.
Es cierto que veinticuatro años para una publicación de este tipo (de género y gratuita) es una eternidad. Me lo digo cada año que pasa, cada mes que logramos llevarles el trabajo enorme de un grupo de personas que hace esto por amor. Con Silvia Angiola como coordinadora y motor, este pequeño grupo de personas (traductores —Claudia De Bella a la cabeza—, evaluadores, correctores e ilustradores) brindan su tiempo simplemente para ser parte de esto y hacer que la rueda siga en marcha.
Allá lejos, en el nacimiento de esta publicación, Eduardo Carletti decía que el esfuerzo editorial existe siempre y que, aun cobrando la revista, solamente los imprenteros obtendrían ganancias. Y es tan real que aquí en Argentina sólo la revista Cuásar sobrevive desde la época pre-Axxón, y lamentablemente con largos y silenciosos períodos entre número y número.
Siendo así, sabiendo lo importante que es haber llegado a los veinticuatro años de vida con un ritmo de publicación promedio que supera los diez números anuales, cada tanto me cuelo en aquellos universos levemente distintos donde Axxón no existe.
Y esas realidades no me gustan.
En uno de esos universos la revista no existe porque la informática tal como la conocemos no se dio; en otros, porque los creadores no llegaron a conocerse, o no se pusieron de acuerdo, o no llegaron a compartir el viaje en ferrocarril los viernes a la noche. En algunos, donde Axxón nació y creció sanamente, la gente decidió darle la espalda por diversas razones y la revista se fue apagando hasta desaparecer.
Tiemblo al pensar que ese universo pueda estar tras estas páginas.
Siendo ya Axxón una revista adulta, es necesario hacer cada tanto un balance, mirarse y ver también qué hay alrededor. No queremos ser el rey desnudo y festejar mientras nos miramos el ombligo. Por eso Axxón ya no es aquella revista en diskette, aunque yo extrañe ese formato. Por eso cada tanto probamos cosas nuevas. Muchas nos han salido bien, otras no tanto, algunas no han tenido la repercusión que esperábamos. Pero estas cosas nuevas no nacen de una maceta: son el resultado de la esforzada labor de aquellos pocos locos (espero que locos lindos) que siguen (seguimos) haciendo la revista por amor, con la única aspiración de brindar el mejor producto posible. Por eso, si se fijan, siempre verán algún cambio.
No quiero detenerlos más. Disculpen si en este mirar atrás expongo mis temores al imaginar un mundo sin Axxón, pero desde hace un tiempo prefiero hacer del consabido “qué pasaría si…” un ejercicio diario. Ahora, los invito a festejar de la mejor manera que sabemos:
Compartiendo con ustedes el contenido del número 246 de Axxón, Ciencia Ficción en Bits, correspondiente a nuestro vigesimocuarto aniversario.
Axxón 246 – septiembre de 2013
Editorial