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Jean estaba buscando a Jamie. Para compensar un poco todo el follón de antes en la cocina. Para decirle que era una pena que Tony no pudiese asistir a la boda.
Se tropezó con él bajando las escaleras. Y quedó claro que nadie le había dicho que Eileen y Ronnie se alojaban en su habitación.
Jean iba a explicarle que se había pasado una larga mañana bastante violenta en la biblioteca de la ciudad buscando una pensión especial en la que él y Tony no se sintieran fuera de lugar. Estaba bastante orgullosa de haberlo hecho y esperaba que Jamie se sintiera agradecido. Pero no estaba de humor para mostrarse agradecido.
—Sencillamente no nos querías a Tony y a mí durmiendo en esta casa, ¿no?
—No es eso, Jamie.
—Soy tu hijo, por el amor de Dios.
—Por favor, Jamie, no hables tan alto. Y en cualquier caso, ahora que Tony no está…
—Sí, eso ha resuelto todos tus problemas, ¿verdad?
Una puerta se abrió en algún sitio cerca y los dos guardaron silencio.
Ray, Katie y Jacob aparecieron en lo alto de las escaleras. Por suerte no parecían haber oído la discusión.
—Ah, Jamie —dijo Ray—, justo el tipo que andábamos buscando.
—He pintado un Power Ranger —exclamó Jacob sosteniendo en alto una revista.
—Necesitamos que nos hagas un favor —dijo Katie.
—¿Qué clase de favor? —preguntó Jamie, claramente molesto por que lo hubiesen interrumpido en plena discusión.
Ray dijo:
—Katie y yo vamos a salir a cenar, y Jean ha quedado con su hermano. Nos preguntábamos si te importaría hacer de canguro de Jacob.
—Oh, me temo que yo no me quedo aquí esta noche —repuso Jamie volviéndose hacia Jean con una sonrisa sarcástica.
—A lo mejor vuestro padre puede cuidar de Jacob —propuso Jean tratando de desviar la atención de Jamie—. Creo que va siendo hora de que se arremangue y haga algo útil.
—Por el amor de Dios, no —soltó Jamie.
—Jamie —dijo Jean—. Ese lenguaje.
—Eres malo-malo —intervino Jacob.
—Me quedaré con Jacob —dijo Jamie—. Lo siento. Olvidad lo que he dicho antes de que no me quedo aquí. No estaba pensando con claridad. Vamos, hombrecito, echémosle un vistazo a ese Power Ranger tuyo.
—Es el Ranger Amarillo —explicó Jacob.
Y los dos se fueron escaleras arriba.
—¿De qué iba todo eso? —quiso saber Katie.
—Oh, de nada —repuso Jean—. Bueno, ¿adónde vais a cenar? ¿O es una gran sorpresa?